Cualquier comentario que uno deba hacer respecto del primer tiempo debe comenzar por contar que la Lepra fue ampliamente superior a su rival de ocasión. Por izquierda con la velocidad de Negri y Castro o por derecha con las gambetas de Disanto, el Azul encontró mil y un caminos al gol. Sin embargo, solo la (mala) fortuna impidió que la ventaja fuera aún mayor. Negri con un remate que se fue cerca, Castro que reventó el palo y luego tiró otro apenas ancho, Demateis que copió a sus compañeros y tampoco acertó al arco.
Una tras otra las chances se fueron diluyendo por la falta de puntería. Para alivio de los hinchas locales, Imperiale ya había desatado la alegría tras un centro desde la izquierda. Instituto, en desventaja y sin ideas, siguió con su ritmo parsimonioso, sin sorpresa y siempre abriendo el balón para terminar en lanzamientos a la cabeza de Vegetti.
Demasiado fácil para una zaga que no dio ventajas durante el primer capítulo. La ventaja pareció demasiado corta, pero la esperanza mendocina se alimentaba en una cuestión clave: la decisión de ser protagonistas. Para el complemento no varió demasiado el escenario. Instituto se paró unos metros más arriba pero fue absolutamente inofensivo en su búsqueda de la igualdad.
La Lepra, consciente de su superioridad, no perdió la línea ni en los minutos donde la visita encontró el balón. Es cierto que perdió profundidad el local con la salida de Negri, pero la velocidad de Castro fue fundamental para definir la noche. Lo voltearon en el área y Asenjo marcó el segundo desde los doce pasos. Un gol que sentenció la historia y expuso las pocas ideas con que Instituto buscó un premio que no mereció. Tras el 2-0, los minutos que restaron se hicieron interminables.
Independiente dejó correr el reloj y los cordobeses no supieron que hacer para revertir la pálida imágen de anoche. Y así se despidió el Azul de su gente en este 2018; con una la racha casi perfecta. Sumó cinco triunfos y un empate, convirtiendo el Bautista Gargantini en una verdadera fortaleza. El hincha de Independiente Rivadavia, sueña en grande y sus jugadores responden en la cancha.