El rejol marcaba 35 minutos exacto. Falta al borde del área para Independiente Rivadavia. Cuando todo el mundo esperaba un centro envenenado de Nicolás Dematei, apareció el ex Murialdo, Guaymallén, entre otros, Daniel Imperiale, quien besó el balón y la clavó en el ángulo derecho del partero de Rafaela, Ramiro Macagno.
La pelota bajó en forma recta y desde los palco de prensa fue imposible determinar si la pelota había ingresado. El balón picó tan fuerte que Mauricio Asenjo intentó cabecearla, se metió un defensor, también el portero visitante y la jugada terminó con un falta cobrada por el juez del encuentro Lucas Comesaña.
De inmediato, los jugadores del Azul y todo el cuerpo técnico fueron a protestarle al juez de línea número 1, Iván Aliende, quien dio unos pasos hacia la mitad de la cancha pero en ningún momento, corrió hacia la mitad.
Comesaña, no pudo observar si el balón ingresó y se apoyó en su compañero que no le otorgó el gol a Independiente. Era el 1-0 para Indepediente y otra era la historia. En la platea, todos los hinchas esperaban las señales de los camarógrafos presentes o de la repetición de TyC Play.
Tras unos segundos de espera, se terminaron las dudas. El balón ingresó al arco de Macagno y existió un grave error por parte de los árbitros, ya que perjudicaron a Independiente. Pero hay que estar en el disfraz del colegiado en ese momento. Desde el palco de prensa, en una primera instancia, nadie se la jugó y todos necesitaron de la tecnología para señalar si era o no gol.
En el segundo tiempo, hubo otra jugada polémica. Desborde de Tissera, centro, la empujaron y en la línea la sacó Masuero. En esta oportunidad, entró en acción el segundo juez de línea, Gabriel Lombar, quien ni titubeó. Se quedó plantado e hizo la seña que la pelota no había ingresado. El estadio era una caldera. Pero, el línea acertó porque la pelota no ingresó. Una de cal y una de arena, para los árbitros.