Cuando se habla de un juego, a ningún hincha le hará gracia la letra del tango que reza "primero hay que saber sufrir..."; y mucho menos a los simpatizantes de Independiente Rivadavia, quienes ayer gozaron durante el primer tiempo con el buen rendimiento de su equipo, aunque padecieron el complemento y el gol de Kevin Gizzi, para el 1-1. Finalmente se fueron felices con la aparición de Gonzalo Klusener, el goleador que tiene el equipo en la temporada, para cerrar un 2-1 ante Deportivo Morón y cortar una racha que ya acumulaba cinco encuentros sin triunfos.
Justamente el primer tiempo fue lo que trajo vientos de confianza, con un buen manejo de pelota, con intensa presión sobre el rival a la hora de recuperar y con intenciones de abrir el campo por los costados. Incluso apareció juego interno con Klusener para pivotear, esperando la llegada de sus compañeros. En definitiva, y sumando el gol de Julián Marcioni, luego de un centro perfecto de Matías Viguet, el capítulo inicial trajo lo mejor en este incipiente ciclo de Matías Minich. Y en la única que falló la defensa mendocina, apareció Cristian Aracena para desconfigurar un empate que a esa altura hubiera sido inmerecido.
El Gallito nunca pudo entrar en partido y la liviandad de sus hombres más adelantados le terminó costando caro al equipo de Cacho Sialle. Porque cuando decidió ir a buscarlo, mejoró el rendimiento, generó alguna tensión en la linea final del local y entre el error de Aracena y Rodrigo Colombo, sumado al oportunismo de Gizzi, llegó el empate 1-1.
El cambio táctico que realizó la visita le complicó el juego a Independiente Rivadavia, que perdió referencias y sufrió los lanzamientos cruzados. Sin embargo, bastó que la posesión del balón volviera lentamente a manos del local para que todo el juego se concentrara en el área de Morón. Un atajada de Julio Salva tras un remate de Enzo Suraci avisó lo que se venía. Apenas un par de puñados después, Colombo fue al segundo palo a buscar un tiro libre frontal y le bajó el balón al "9", quien no perdonó. De ahí en más, y aunque pasó sobresaltos en el último minuto con ese disparo de Alvarenga que dio en el travesaño, la Lepra terminó de cerrar un domingo feliz, cortando una racha que ya empezaba a incomodar y dejando en claro que las ganas, están intactas.