La prepotencia y la soberbia son dos “cualidades” que un dirigente que comanda un club tendría que dejar de lado al asumir.
Tras el final del partido y de los incidentes que ocurrieron entre los jugadores, el presidente de Luján, Walter Ibaceta, le prohibió el ingreso a la prensa a la zona de vestuarios.
Cuando se le preguntó la razón por la que no permitía el ingreso, respondió con un prepotente: “Porque acá mando yo”. A lo que luego agregó: “Porque después ustedes, los periodistas, van a decir que el quilombo lo armamos nosotros”.
Tras otro cruce de opiniones, Ibaceta decidió aplicar ese “poder” que le dieron los socios para llevar adelante a la institución y no para estas cosas y echó de la institución a este redactor que se quedó sin la posibilidad de hablar con los verdaderos protagonistas.
Estas actitudes patoteras y soberbias de un dirigente no deberían existir, sobre todo porque le prohíbe a un periodista poder cumplir con su trabajo: informar. Una lástima.