Dar de mamar es uno de los procesos naturales que más vínculo genera entre la madre y su bebé. Desde el día uno, un bebé que nace en condiciones óptimas se apega a su progenitora por la lactancia y esta es de vital para su alimentación y desarrollo.
La Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna durante los dos primeros años. Aunque es un momento único e individual de cada madre e hijo, existen distintas creencias que muchas veces desvirtúan la importancia del proceso, no sólo por la vulnerabilidad del bebé, si no por el momento fisiológico y psicológico que vive la madre.
"En otros tiempos se amamantaba durante más de dos años. Hay estudios antropológicos que lo dicen. Lo raro es que hoy en día haya decaído esa dedicación y esto provoca un problema a nivel mundial en la actualidad, el destete precoz. Es una influencia negativa para el bebé y para la madre. Porque cuanto más tiempo se amanta, los beneficios se van prologando para ambos. Hay mucho prejuicio", comenta Patricia Vilasetrú, fundadora de la asociación AmamantArg y que desde hace 21 años se dedica exclusivamente al tema de la lactancia.
Beneficios, verdades y mitos
En general por desconocimiento o por recomendación médica, muchas madres no prolongan la lactancia hasta los dos años e interrumpen el proceso a muy corta edad, sin conocer los múltiples provechos que tiene la leche materna tanto para el bebé como para ella.
"Los beneficios son múltiples, porque baja el riesgo de tener cáncer, leucemia y linfomas en los chicos. Baja el riesgo de cáncer ginecológico en la madre. Baja el riesgo de que los chicos sean diabéticos y celíacos. Además la familia se ahorra fortunas si la madre amamanta. Tenemos que apoyar a las madres que amamantan, porque el beneficio es para toda la comunidad. Un bebé que está siendo amamantado en pleno invierno por ejemplo, está protegido de la bronquiolitis. El deber de todos es acompañar a las madres, de hacer algo totalmente natural", sostiene Vilasetrú autora del libro "Lactancia materna, una mirada a la vida".
Ninguna leche de fórmula reemplaza a la materna, por eso el hincapié de los profesionales en dar de mamar. ¿Pero qué ocurre cuando por razones físicas de la mujer ese proceso se interrumpe?
La mastitis o la baja de leche asociada a una patología en la madre, son algunas de las razones. "Lamentablemente las mujeres no conocemos la fisiología ni la anatomía de nuestros pechos. Por ejemplo un médico debería enseñarle a la madre cómo continuar amamantando. Hay un altísimo destete al tercer mes de vida del bebé. Lo que sucede es que hay una crisis de crecimiento del bebé y cambia su comportamiento, para que aumente la cantidad de leche en el pecho de la madre. La madre que supera esa crisis puede continuar dando de mamar. Por eso es importante enfocarse en la salud de la mamá. Eso de que 'se cortó la leche' es un gran mito", explica Vilasetrú.
Errores comunes
En este proceso de continuar amamantando, muchas mujeres sí hacen lo imposible para lograrlo y optan por técnicas que no siempre son favorables para ambos. "La madre no debería preparar los pezones, porque es el bebé el que se encarga", explica la defensora de la lactancia materna.
Y, luego, agrega: "La cuestión es que la madre no sabe amamantar y se produce una mastitis. A una madre a la que le enseñan a amamantar no se le lastiman los pezones y el bebé se alimenta bien. Lo primero que te dicen es que use la pezonera y eso es nefasto, porque el bebé no aprende con un plástico en la boca. Hay que tener en cuenta, que la leche siempre cambia, aumentan sus componentes y otros bajan a lo largo del proceso. Si el bebé se enferma, la madre le pasa más defensas por ejemplo", cuenta.
Los cambios y la frustración
Además de los cambios físicos, la mujer afronta un momento de frustración cuando no puede darle de mamar a su bebé.
“Cada mujer vive el proceso de manera diferente. Para muchas se dificulta y es un aprendizaje conjunto entre la mamá y el bebé. Porque la madre está dolorida, se le lastima el pezón, está nerviosa. Aquella mamá que no le puede dar la teta a su bebé se plantea que es una mala madre, que no sirve. Por eso todo el tiempo se redefine esta situación y se necesita de mucha contención. El mito es que tienen que saber todo y nadie sabe todo, se aprende”, sostiene la licenciada en psicología María Eugenia Bocci (MT 2278), quien trabaja con un equipo multidisciplinario en el Servicio de neonatología del Hospital Ítalo Perrupato del departamento de San Martín.
"En otros tiempos la lactancia se extendía por más de dos años. Ahora sucede lo contrario, y eso es un problema", Patricia Vilasetrú - Fundación Amamantar.
Meses de “libre demanda”
Desde su nacimiento, el bebé va desarrollando sus capacidades cognitiva y en el primer año de vida se guiará por sus necesidades básicas, sin distinción de horarios. Por eso se habla de libre demanda en la alimentación de un bebé los primeros seis meses.
“Los primeros seis meses resulta vital que sea a libre demanda, porque si no puede resentirse la nutrición del bebé. A demanda significa ‘cada vez que el bebé lo pide’, porque él sabe cuando tiene hambre”, indica.
“Además la leche humana se digiere en 55 minutos. Luego, cuando comienza a comer, por lo general el niño por sí mismo disminuye la cantidad de veces que toma la teta. Por eso la madre va graduando la lactancia. Y por eso el ‘destete respetuoso’ es cuando el niño puede empezar a entender cuándo es hora de tomar y cuándo no”, advierte Patricia Vilasetrú.
En el niño es natural que se produzca la llamada huelga de lactancia, que sucede cuando el pequeño deja de tomar leche materna. Puede ocurrir antes o después del año de vida.
“Esa huelga dura unos días y se puede revertir. Pero muchas madres desconocen ese proceso y aprovechan y lo destetan. El destete respetuoso es a partir de los dos años”, explica la fundadora de Amamantar.
Lactancia materna y vínculo afectivo
La conexión entre la madre y su bebé en el momento de la lactancia, es único e irrepetible. Además del disfrute y un proceso natural de alimentación, se sabe que ayuda al lazo afectivo entre ambos.
“La lactancia ayuda a construir este vínculo, pero no es la única manera de hacerlo. Siempre la madre tiene que mirar a su bebé cuando le da de mamar, porque ellos lo sienten. Con la mirada también se construye ese vínculo. El mero hecho de dar la teta al bebé no garantiza por sí mismo el vínculo. En el caso de los bebés prematuros, muchas mamás pasan 40 días y recién le puede dar la teta, por eso no solo hay que trabajar el vínculo desde la lactancia”, apunta la psicóloga María Eugenia Bocci.
Ahora bien, una duda puede aparecer cuando parece que la lactancia comienza a prolongarse más allá de los dos años. ¿Qué hacer? "En general el destete se da naturalmente, es algo que se decide entre madre e hijo. Pero después de los dos años depende específicamente de cada diada, eso depende de casa caso en particular", explica la psicóloga.
Y sostiene: "Si bien el destete se da manera natural, la madre tiene un protagonismo en la decisión de continuar dando la teta luego de la edad recomendada. Es de acuerdo a la experiencia de cada madre".