El barrio Minetto queda en Junín. A poco de salir de la ciudad rumbo al oeste, se levantan junto al carril Moyano unas 60 casas repartidas en cuatro manzanas, que tienen una particularidad: las calles llevan el nombre de vecinos, de gente que vivió ahí mismo y que el resto ha querido homenajear y recordar.
Como todo barrio, el Minetto nació primero como sueño, como el anhelo de un grupo de gente que pensó la posibilidad de tener casa propia. Uno de los abanderados de la idea fue Isidoro García, que junto a otra gente igual de inquieta formó la unión vecinal El Moyano y luego, con la ayuda del entonces intendente Dante Pellegrini, el grupo arrancó conversaciones con Juan Minetto, para ver la posibilidad de comprarle un terreno de ocho hectáreas.
Era 1991 y una obra de agua potable que se construía hasta la escuela Javier Moyano, permitía la posibilidad de soñar con un barrio a mitad de camino, entre la ciudad y la escuela rural. "Las calles de nuestro barrio homenajean a un grupo de personas que hizo mucho para que tuviésemos nuestra casa. Fueron vecinos, pero también pilares del barrio", cuenta Carina Ferreira, la actual presidente de la unión vecinal.
En sus comienzos, la agrupación El Moyano llegó a tener más de 120 socios, pero los momentos duros y el esfuerzo constante, a veces sin resultados a la vista, hizo que muchos desistieran por el camino. El resto redobló la tarea, apuntaló las esperanzas y poco a poco, con el dinero de algunas peñas y carreras de caballos, de rifas, campeonatos de truco o comilonas con guitarreada, logró comprar el terreno, donde más tarde edificó el IPV, que entregó las 57 casas entre 1999 y 2001.
El nombre de Isidoro García (51), que falleció en 2004 y fue presidente de la unión vecinal, es uno de los que hoy llevan las seis calles del barrio Minetto; una idea que la comuna acompañó desde el inicio: "Los próceres, las fechas patrias, las provincias ya tienen su homenaje en multitud de lugares y también en Junín", comenta el intendente Mario Abed: "Pero también podemos rescatar la memoria de nuestros vecinos, un reconocimiento a la gente que ayudó a hacer de Junín lo que es hoy".
Uno de los que trabajó en la construcción del Minetto fue Gustavo Musatto (31), hijo del tesorero de la unión vecinal, que murió en 1998 y su nombre también es hoy el de una de calle, al igual que Marcelo Muñoz (45), el "Fofa" para quienes lo conocieron: un municipal muy querido en Junín, parte de la comisión del barrio y que falleció joven, en 2015.
"El proyecto surgió de la misma gente y el Concejo, que es quien autoriza el nombre de las calles, acompañó la idea", cuenta Natalia José, concejal y nexo entre la comuna y el barrio.
Así, en el Minetto todos recuerdan la figura de Luis Suárez (61), histórico panadero de Junín que tuvo su casa en el barrio y que falleció en 2014, o la de Ramón Galeano (66), un contratista que conocía todas las labores de una viña y que al momento de la compra del terreno para el barrio, sin ser potentado hizo un esfuerzo económico extra para que la unión vecinal juntase el dinero. También sus nombres soy hoy son parte de Minetto.
El barrio es joven, tiene menos de 20 años y las calles aún de tierra, aunque los vecinos han ido consiguiendo cosas: ya tienen las cloacas y ahora van por la construcción de un salón, un espacio para reuniones o fiestas: "Posiblemente haya quedado gente afuera del homenaje, porque son apenas seis calles y quienes hicieron realidad este sueño han sido muchos más, pero en la elección de estos nombres está el recuerdo de muchos otros", cierra Carina Ferreira.
En honor a la partera del pueblo
La única 'extranjera' en las calles del Minetto es Verónica Reta, pero el asunto tiene explicación ya que sin haber vivido en el barrio, probablemente haya visto nacer a más de un vecino, porque ella es recordada en Junín como "la partera del pueblo".
Doña Verónica se recibió de obstetra en 1949 y a los cuatro días atendió su primer parto, de madrugada. "Mucha de la gente no tenía cómo pagarme y me daba lo que podía: pan casero, pollos, frutas, huevos... Siempre me colmaron de cosas, fundamentalmente de cariño y respeto que son más importantes que el dinero, ¿no?", solía contar.
Verónica se casó con Juan Carlos Reta. Dicen que fue amor a primera vista, que él la vio bajar del colectivo que la llevó a Junín y allí mismo supo que se casarían. Él hizo carrera de policía y llegó a comisario, y ella siguió atendiendo embarazos.
"Eran épocas lindas: en aquellos años, el médico, el cura y la partera eran invitados de honor en cualquier fiesta. Eran épocas lindas pero también difíciles. A veces había que salir a la madrugada y entonces me envolvía en una manta, me subía al sulqui y así íbamos, tirados por un caballo, recorriendo calles de tierra en la oscuridad. A veces me venía a buscar gente que no conocía, pero iba confiada porque en aquella época era toda gente buena", recordaba en una charla. Falleció en 2013, a los 85 años y su nombre está en una calle del barrio Minetto.
"Eran épocas lindas: en aquellos años, el médico, el cura y la partera eran invitados de honor en cualquier fiesta. Eran épocas lindas pero también difíciles. A veces había que salir a la madrugada y entonces me envolvía en una manta, me subía al sulqui y así íbamos, tirados por un caballo, recorriendo calles de tierra en la oscuridad. A veces me venía a buscar gente que no conocía, pero iba confiada porque en aquella época era toda gente buena", recordaba en una charla. Falleció en 2013, a los 85 años y su nombre está en una calle del barrio Minetto.