Buenos Aires 2018 han transformado una parte de la ciudad, pero en el centro de la Capital Federal todo transcurre con la normalidad de estos tiempos. Mientras en Puerto Madero los chicos luchaban por una medalla, en la Legislatura porteña la gente de las villas hacia un fuerte reclamo y muchos pasaban sin importarles ni una cosa y la otra.
Uno se puede encontrar con un taxista que desconoce la realización de los Juegos y otro que hasta tiene el pase olimpico y lo negocia a algún turista que llega desprevenido. También con el policía que a cuatro cuadras de una de las sedes no sabe para donde hay que ir o el otro que hasta conoce que Mendoza ya ganó una medalla con Tomás Herrera y nos felicita cuando descubre que somos comprovincianos. Todo puede pasar en la ciudad de la furia.
Por lo pronto los Juegos le han dado visibilidad a deportes como el breaking, el bmx, el badminton o el squash que suelen no tener demasiada prensa y también la posibilidad a más de un millón de chicos de escuelas de acercarse a la iniciación deportiva. Un legado nada despreciable.
