El diálogo entre las artes es tan palpable como emergente, tan inesperado como convincente. En estas circunstancias de pasajes lo pleno moviliza hasta quizá llegar al asombro, asombro como advertencia. Una advertencia que puede irradiar la unicidad condensadora del arte en sus distintas manifestaciones: música, escultura, pintura, literatura, entre tantas otras. Aparece como lo pleno, lo que trasciende para quedarse en la sensibilidad y su absorta manía envolvente.
Este decir y la necesidad de compartir estas situaciones surge de la visita que el Club del Lector de la Biblioteca Juan Bautista Alberdi, de Luján de Cuyo, realizó al taller del pintor mendocino Antonio Sarelli, en Godoy Cruz.
El encuentro fue tan inquietante que el silencio ganó a las palabras, se dice que el mérito de una situación alcanza su mayor reconocimiento en el silencio. El artista en su generosidad abrió espacios de diálogo que impulsaron a los lectores a decir.
Una motivación, una naturalidad comunicativa que llegó al papel y al lápiz en la mesa grande que centrada en el medio de la sala incitó a poner en palabras al proceso imaginativo de las imágenes. Una vez más la palabra abrió pinceladas de diálogos ante las obras de arte del creador.
Se sensibilizaron tanto las vivencias que el sonido estuvo en el color, la palabra en el gesto llegando al relato de las percepciones donde la mujer relevante en el seriado de obras destilaba en la mirada de otras tantas mujeres. Gracias al maestro Sarelli, el grupo de lectores de la casa grande los libros de Luján vivenció una ceremonia dibujada en el respeto, la serenidad de las formas y en la intimidad sonora de los colores.
Raquel Aznar
Poeta y docente