Últimamente el cine español está imparable. Sin contar "La casa de papel", la serie de habla no inglesa más elegida en todo el mundo, podríamos enfocarnos en largometrajes como "El hoyo", que fue una de las elegidas por los usuarios apenas empezada la cuarentena. Ahora, el batacazo lo ha dado "Legado en los huesos", extraño thriller que mezcla terror y un atípico elemento fantástico.
La historia, que cuenta con la participación de Leonardo Sbaraglia (quien cada vez coquetea con más firmeza con el cine ibérico), es en realidad la secuela de "El guardían invisible", que también puede verse en Netflix. Ambas están dirigidas por Fernando González Molina y se basan en la "Trilogía de Baztán", de la española Dolores Redondo, que aquí es responsable del guion.
Quien quiera ponerle play, se encontrará con una historia perturbadora, truculenta y para nada amable en sus imágenes, aunque muy efectiva en su objetivo, que es dejarnos helados de suspenso.
La historia ocurre un año después de los crímenes de la primera historia y sigue una inspectora embarazada de nueve meses, Amaia Salazar (Marta Etura), quien se encuentra en la corte de la ciudad esperando el juicio a Jason Medina (Amaruk Kayshapanta), acusado de violar, mutilar y matar a su hijastra Johana Márquez. Justo antes del juicio, Medina se suicida en el baño de la Corte y deja una pequeña nota, con una sola palabra escrita: "Tarttalo". El drama de ese momento precipita el parto de la protagonista.
Así se desata una historia que contendrá, en los minutos siguientes, desde peripecias policiales hasta indagaciones religiosas y profanaciones macabras.
Pero si quienes vieron el inicio de esta saga se quedan sin aliento, aquí viene una mala noticia: la tercera parte, "Ofrenda a la tormenta", está parada momentáneamente por la pandemia de coronavirus, por lo que se aplazó el estreno en cines y, por ende, también en el streaming. Aunque queda una esperanza: ¿decidirán los productores, como ya se ha hecho, estrenar directamente en internet?
