Libertad de pensamiento y respeto a las personas - Por Elina Paganotto

Libertad de pensamiento y respeto a las personas - Por Elina Paganotto
Libertad de pensamiento y respeto a las personas - Por Elina Paganotto

A lo largo de mi vida he llegado a la convicción personal de que, en la interpretación de los hechos históricos y de las ideas ajenas, la imparcialidad y objetividad absolutas no existen. Estimo que inevitablemente juzgamos e interpretamos ideas, acontecimientos, personas, a través de distintos “filtros” que hemos ido incorporando a través del tiempo, consciente o inconscientemente.

Estoy férreamente convencida, además, de la necesidad del respeto por cada persona humana y de su libertad para expresar sus ideas, más allá de que puedan diferir de mis propias creencias personales o de mis propios puntos de vista.

Por eso, respeto las ideas del escribano Francisco J. Guardiola en su nota sobre “El monoteísmo político en la Argentina”, si bien están en las antípodas de mi propio pensamiento. No obstante, no puedo dejar de mencionar lo que me parecen algunos límites en el contenido de la mencionada nota. Por ejemplo: el “salto” del siglo V al siglo XXI, silenciando la recuperación de la antigüedad clásica por parte del Humanismo y del Renacimiento, en los que tuvo papel preponderante el cristianismo; la omisión de que el monoteísmo cristiano es un “monoteísmo trinitario”, que implica aspectos prácticos de gran relevancia para la vida de la comunidad humana; la afirmación que asevera que en el mundo antiguo anterior al cristianismo “nadie era perseguido por sus conductas religiosas”, omitiendo la feroz persecución helenista, bajo los Seléucidas, contra los judíos; etc.

Lamento sinceramente el modo con que se expresa cuando habla de “hordas de cristianos”, algo así como grupos de menesterosos y asesinos voluntarios, totalmente ignorantes y guarangos”, que –aunque los hubiera– no son representativos del cristianismo como tal. O el extender la rigidez de ciertos sectores del Islam a todos los que profesan esa fe. No menos cuestionable me resulta el hecho de juzgar las ideas y acontecimientos de una época histórica, descontextualizándolos del momento y de la mentalidad reinante en que se produjeron, mirándolos a través del “cristal” del siglo XXI.

Finalmente, no me parece adecuada la “asociación libre de ideas”, a través de la cual   -al final de su nota- y sin explicaciones que la hagan comprensible, asocia al Papa Francisco con la idea que el escribano se ha formado del Papa Melquíades (311-314). Creo que aseveraciones tan contundentes ameritan ser respaldadas por fuentes de mucho más peso histórico que Jonathan Kirsch y Catherine Nixey. Mi deseo –que trato de expresar en esta carta– es que los argentinos logremos, de verdad, la posibilidad de una libre expresión de ideas, convicciones y creencias, en el mayor respeto por la persona del “otro” que piensa y cree distinto. Sin herir, sin ofender, sin injustas generalizaciones.

Dra. Elina Paganotto - DNI 5.455.775

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