En varias oportunidades el Presidente Mauricio Macri ha expresado conceptos muy contundentes sobre un antiguo, grave y conocido problema que afecta a las empresas en general y a las pymes en particular. Se trata de una creciente litigiosidad que en la inmensa mayoría de los casos se resuelve contra el empleador.
Ha dicho el Presidente refiriéndose a comportamientos mafiosos: "Tenemos que terminar con estas cosas, por ejemplo la mafia de los juicios laborales que destruye la generación de empleos futuros. Este grupos de estudios laboralistas, por suerte una minoría, con un grupo de jueces laboralistas conducidos por Recalde, le han hecho mucho daño a la Argentina" dijo Macri. Hay que atacar a las "mafias" que están detrás de los juicios laborales.
Agregó: "Cuando convencen a un trabajador de una pyme de hacer un juicio indebido, y se lo hacen ganar porque tienen armadita la cosa, dejan a ocho, diez o doce trabajadores en la calle porque la pyme cierra".
Y añadió para ser más explícito: "Algunos dijeron que estaba defendiendo a las empresas, no es así, estoy defendiendo a los trabajadores, porque por culpa de estas mafias colapsan los fueros de la Justicia laboral. También defiendo a las pymes, que quieren crecer y no lo hacen por miedo a esa maquinaria perversa de los juicios sin razón".
En los conceptos del Presidente están los componentes de uno de los dramas de la economía, la sociedad y la cultura de nuestro país: las penosas relaciones laborales entre empleados y empleadores.
La litigiosidad laboral (se trata en realidad de conflictos laborales, inteligentemente inventados por especialistas en el tema), tiene varios aspectos.
Derivados unos de la legislación laboral en general, de las cláusulas establecidas en los convenios colectivos de trabajo, de las características que realizan los empleados y obreros, de la frondosa jurisprudencia del fuero laboral.
Es de esta especie de magma donde se origina lo denunciado por el Presidente, por Cámaras empresarias y dirigentes empresarios sobre los conflictos llevados a Tribunales, por accidentes y enfermedades inculpables, que para el trabajo formal se encuentra bajo la cobertura de las ART.
La otra gran fuente de litigiosadad son los despidos, auto despidos y conflictos que concluyen en despidos y juicios por indemnizaciones y otros daños.
En el origen de este delicado asunto, que apareja serias consecuencias económicas, sociales y culturales, se encuentra una legislación laboral y sindical que con el propósito de proteger al trabajador, presuntamente el más débil en la relación laboral, termina haciéndolo con algunos y dejando sin empleos y protección a muchos.
En ese contexto de una compleja legislación surgió en el siglo pasado el fuero laboral, que vino a hacer más dificultosos aún los inevitables conflictos que aparecen en la relación laboral. Es en el funcionamiento de ese fuero donde a lo largo de décadas se ha ido gestando esa relación, a veces poco clara (o más bien turbia) entre los abogados laboralistas vinculados a los sindicatos, que ejercen la defensa de los empleados y los jueces del fuero encargados de dictaminar de qué lado está la razón. Tan notoria es la relación en el ámbito jurídico laboral entre las partes que la mayoría de los abogados especializados corresponde al sector que defiende a los empleados y trabajadores, y unos pocos a los empleadores.
