El smartphone se ha convertido en una pieza central del día a día para millones de usuarios en todo el mundo. La capacidad de comunicación, acceso a información instantánea y entretenimiento hacen del teléfono moderno una necesidad que sólo se hace evidente cuando no podemos usar el equipo.
Si bien los equipos modernos se caracterizan por tener gran capacidad de procesamiento, cámaras de altísima definición y soporte para redes ultra rápidas hay un componente en todo smartphone que aún está muy por debajo de lo que la gente espera: la batería.
Cualquier teléfono inteligente, por más avanzado que sea queda supeditado a la autonomía de carga de la que dispone al transitar un día de uso regular. Quedarnos sin batería resulta ser un problema común para todos, pero un grupo de expertos en la Universidad de Purdue en Estados Unidos cree haber logrado dar un importante paso para compensar estas limitaciones. ¿De qué se trata?