Desde temprano, los primeros en lucirse frente a la entrada del (lugar del desayuno de bienvenida y epicentro del festejo), fueron algunos de los integrantes de la colección de la flota Slowkar y dos ejemplares 2CV de lujo, del coleccionista Rubén Bilbao.
Luego, la nota la dieron los cientos de personas que llegaron a bordo de Citröen clásicos, ya sean particulares o como parte de la agrupación Citröen Mendoza, que robaron miradas, aplausos y bocinazos en su marcha por el centro. Los más de 35 coches coparon Avenida España, estacionados a 45 grados, desde Gutiérrez hasta Necochea.
Cerca del mediodía, y gracias al apoyo de Tránsito de la Ciudad de Mendoza, comenzó la caravana de todos los vehículos, con destino final al concesionario en el mall La Barraca. Por momentos, las calles mencionadas y 9 de Julio, Pedro Molina y Rondeau se revolucionaron al paso de los eternos Citroën.