Las altas temperaturas a las que se expone al cuerpo durante la sesiones de sauna mejora la circulación, aumenta la flexibilidad de los vasos sanguíneos y regula la presión, efectos que no sólo tienen un impacto sobre el sistema circulatorio y el corazón sino que también mejoran el aspecto de la piel a la vez que desintoxican el organismo.
Por otra parte, los efectos de esta práctica sobre la circulación tienen un impacto directo sobre los músculos y las capacidades de elongación del cuerpo por lo que puede ser utilizado como preparación previa a rutinas de entrenamiento o rehabilitación.
Las cualidades desintoxicantes de esta práctica han sido estudiadas por numerosas investigaciones destacando su capacidad para tratar enfermedades crónicas o que son producto del ambiente, así como también reducir los riesgos de aparición de tumores y fortalecer el sistema inmunológico.
Las primeras sesiones de sauna no deben superar los 15 minutos previendo otros 15 de reposo luego de la sesión, a medida que se avanza en las terapias se puede aumentar el tiempo hasta 40 minutos, siempre priorizando el tiempo de descanso luego de cada sesión.