Las tragedias viales con víctimas fatales fueron los casos policiales que acapararon la atención de los medios de prensa durante 2017.
Ni bien empezó el año se produjo un caso conmocionante: en enero un ladrón que se robó un BMW en Las Heras, mientras escapaba a alta velocidad, perdió el control del auto y mató a Ayelén Arias (20), una joven que estaba en una parada de colectivos, junto a su pequeño hijo, quien salvo su vida milagrosamente.
Pero los hechos que acapararon la atención de todos se iban a producir en agosto y setiembre, con la muerte de joven Alan Villouta Bazán (21) -atropellado por un empresario- y del jugador de rugby sanrafaelino Genaro Fortunato (25), embestido por una mujer con la que tuvo una breve relación.
Estos accidentes resultaron llamativos no sólo por la “mecánica de los hechos” y las particularidades de los protagonistas, sino también por el funcionamiento de la Justicia. Primero, porque dejan ver cómo funciona el aparato judicial para gente pudiente y para los pobres.
Segundo, por la distinta vara con que miden los hechos el Ministerio Público Fiscal y la Justicia de Garantías. Es que ante la presencia de casos mediáticos los fiscales acusan por el delito más grave que puedan encontrar y luego los jueces, necesariamente, terminan moderando la imputación.
En este juego perverso, no sólo resultan afectados los imputados sino también los familiares de las víctimas que deben padecer -sobre el dolor por la pérdidas de sus seres queridos- cómo se van diluyendo las expectativas de ver a los “culpables” con la dura condena que se les “prometió” inicialmente.
En otro orden de cosas, la muerte de niños pequeños también marcó este año que se va: en julio, de los 8 homicidios registrados, 3 víctimas fueron chicos que tuvieron una vida breve. Pero la muerte de Giuliano Ibáñez (2) y de Caterina Cardoso (3), ocurridas en noviembre pasado, conmovieron a todos los mendocinos sensibles.
Luciano Cabral, un futbolista preso por un homicidio
El 2017 arrancó con uno de los casos más comentados del año y no sólo por el grado de violencia con que se realizó, sino por la fama de uno de los presuntos autores: Luciano Cabral (21), un futbolista alvearense que militaba por entonces en el club Atlético Paranaense de Brasil y que antes había jugado en Argentinos Juniors.
Cabral llegó General Alvear el 22 de diciembre de 2016 a pasar las fiestas de fin de año con su familia.
Después del festejo de fin de año, a las 8, Joan Villegas Gualpa (27) -un joven que había pasado por la cárcel, se había rehabilitado y era un referente social- llegó en su moto hasta el barrio Circunvalación y alguien le pidió que lo llevara a comprar algo.
En ese lugar Villegas se encontró con algunos de los Cabral, con los que tenía diferencias. Se produjo una discusión, lo persiguieron hasta que en Calle 5 y Chacabuco lo atraparon.
Entre al menos cinco personas lo golpearon y uno de los agresores lo remató brutalmente: tomó un pedazo de cordón de la calle y se lo arrojó en la cabeza. Villegas murió en el acto.
El deportista, su padre -José Cabral (42)- y Axel Federico Olguín (18) están detenidos e imputados por homicidio agravado.
La "suerte" de un empresario
En los primeros minutos del sábado 26 de agosto el joven Alan Villouta Bazán (21) salió de trabajar en una pizzería de La Barraca a tomar un colectivo para regresar a su casa. Al cruzar el Acceso Sur fue embestido por un vehículo cuyo conductor no se detuvo.
El chico murió en el lugar, donde quedaron un espejo de un vehículo y restos de algunas molduras de color blanco.
Según los peritos de Científica, Alan fue golpeado en la pierna izquierda y luego recibió otro golpe con el costado del vehículo.
El domingo, el padre de César Alejandro Verdenelli (43) entregó a la Policía el Porsche Cayenne de su hijo. Al día siguiente Verdenelli se presentó en Homicidios junto con su abogado.
El empresario Verdenelli es un hombre con “suerte”: desde que se entregó y fue imputado por homicidio simple con dolo eventual -delito que tiene penas que van de los 8 a 25 años de prisión- nunca fue a la cárcel.
Pasó 19 días en el Centro Transitorio de Detención, luego le dieron la prisión domiciliaria y tres días antes de Navidad, la Justicia le dio la libertad.
El accidente en el que murió el jugador de rugby sureño
El 9 de setiembre, el deportista sureño Genaro Fortunato (25) fue a bailar al boliche La Mona de San Rafael con su novia, la comerciante Julieta Silva (29).
El rugbier salió del boliche alcoholizado, ella se subió a su auto y arrancó; él cayó al piso y quedó tendido en el asfalto.
En una noche de lluvia, con poca luz, en un momento de tensión, la mujer, que tenía problemas de visión, volvió y lo atropelló. El joven murió en el acto por aplastamiento de cráneo
La exagerada interpretación de la fiscal Andrea Rossi hizo pensar a todos que se trataba de un crimen cometido por un psicópata: la imputó con una figura penal altísima: “Homicidio doblemente calificado por el vínculo de pareja y su comisión por alevosía y en concurso ideal” y la envió a la cárcel. Visto así, los medios comenzaron a repetir la “versión oficial”: la foto de Julieta salió en todos los medios del país.
En octubre, cuando el abogado Alejandro Cazabán comenzó a asistir a Julieta, la causa dio un giro -para algunos lógico, para muchos inesperado-, ya que la imputación pasó a ser “homicidio simple con dolo eventual” o bien “homicidio culposo agravado”. En ese momento Justicia consideró que “no había dolo directo”, es decir, que no fue intencional. Además, el juez le otorgó a Silva la prisión domiciliaria.
La muerte del pequeño Giuliano a manos de sus padres
El 28 de noviembre Giuliano Ibáñez, de dos años, fue llevado por su madre al hospital Notti por una supuesta descompensación. Al examinarlo, los médicos constataron que el niño estaba muerto y había sufrido un fuerte golpe que le había fracturado la columna.
Ante este cuadro, los médicos denunciaron el caso a la Policía.
La madre, Yamila Micaela Ibáñez, de 24 años, fue detenida e imputada por homicidio agravado por el vínculo.
La mujer confesó que su pareja y padrastro de la víctima -Maximiliano Ortiz Rosales (27)- había participado en el crimen. Fue detenido e imputado por el mismo delito.
Al día siguiente, una niña
En la madrugada del 29 de noviembre, Caterina Cardoso (3) murió producto de golpes y cortes en su cuerpo en el barrio San Martín de Ciudad.
Su madre la había llevado sin signos vitales al hospital Lagomaggiore. Los médicos, ante los claros signos de violencia que presentaba la menor en el cuerpo, consultaron a la madre, quien dijo que la niña había tenido un accidente en la pileta.
Pero, ante la insistencia de los profesionales, la mujer confesó que su pareja había abusado de la niña. La madre de Caterina, Cintia Calderón, y su pareja, Jorge Gabriel Molina Brizuela, están detenidos e imputados por homicidio agravado por el vínculo con ensañamiento y alevosía en concurso real con abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo.
Dos duras tragedias viales
El 18 de febrero, un colectivo de la empresa chilena TurBus protagonizó en Horcones, la mayor tragedia vial de la provincia que dejó como saldo 19 muertos.
La segunda tragedia por el número de accidentados ocurrió el 25 de junio en la Cuesta de los Terneros, San Rafael, y dejó 15 víctimas fatales, la mayoría niños.
Ambos accidentes, por su magnitud, llevaron a Mendoza a estar entre las provincias con más siniestros viales de país.
El preso más buscado del país estaba en Guaymallén
El preso más buscado del país fue detenido en Mendoza. Ocurrió el 22 de diciembre pasado, cuando la policía lo capturó en Los Corralitos, después que saliera de su casa, donde ocultaba un poderoso arsenal.
En 2007 se había fugado de la cárcel de Ezeiza, donde estaba detenido por el asesinato de dos policías de Chubut. El ministerio de Seguridad ofrecía una recompensa de 500 mil pesos. Creen que en Chile formó una banda y robo 11 millones de dólares de un blindado.
En 2007, bajo el nombre de Matías Nicolás Lago González, fue detenido en Mendoza y luego se escapó del Hospital Central. Corrió esposado y con el suero, se arrojó al agua en el Canal Guaymallén, pero como estaba sin agua terminó herido y fue recapturado.