Por un tiempo fueron los bebés más famosos del país. Su historia despertó cariño y emoción. Los quintillizos Cuaranda nacieron hace tres décdas, el sábado 23 de abril de 1988 a las 16. Fue en la Sociedad Española de Socorros Mutuos de Ciudad. El caso ocupó la tapa de los diarios y resonó en la radio y la televisión. Toda la gente hablaba de lo mismo. Y hasta hoy, hay quienes lo recuerdan con asombro. Y no es para menos, ya que no se registraban precedentes históricos similares.
Relajados en el patio de la casa de sus abuelos Antonela, Agustín, Facundo, Valentín y Gastón explican que nacieron por cesárea. El parto contó con la asistencia de cuarenta profesionales y tuvo que montarse un operativo exclusivo ya que para ese entonces la infraestructura de los sanatorios y la tecnología en salud no tenía los mismos desarrollos y avances que los de la actualidad. Adriana Panella y Miguel Cuaranda tenían 24 y 25 años cuando se enteraron que iban a ser padres primerizos de un embarazo múltiple.
Al observar las primeras ecografías no podían creer lo que estaba ocurriendo. Tampoco los médicos, preocupados por la novedad y el riesgo que implicaba. Temían lo peor y tomaron los controles necesarios. Adriana tuvo que pasar el embarazo en reposo y los últimos dos meses internada. Los fetos compartían placenta pero cada uno tenía su propia bolsa amniótica. Por lo tanto, los cinco no son idénticos entre sí. Como cualquier otro grupo de hermanos sólo poseen algunos rasgos heredados que los asemejan.
El día en que estuvo programado el parto cerraron por completo la clínica para atenderlos. Los Cuaranda habían decidido mantener la sorpresa y no conocer el sexo de sus hijos hasta tenerlos en brazos. Finalmente, los quintillizos llegaron al mundo a los siete meses de gestación. Pesaron entre 800 y 1.200 gramos. Cada uno cabía en la palma de una mano y quedaron monitoreados en una incubadora hasta que alcanzaron el peso y la estatura adecuada. Recién entonces recibieron el alta y partieron a su hogar.
La familia se fue a vivir a la primera vivienda que se entregó del barrio Higueritas en Guaymallén: la casa 1 de la manzana A. Tras una corta residencia, se trasladaron al barrio Unimev del mismo departamento. Ahí transitaron la mayor parte de la infancia y la adolescencia tratando de pasar desapercibidos. Esa fue la actitud que los Cuaranda asumieron con la prensa desde el inicio. Pasadas las primeras semanas del nacimiento, evitaron continuar apareciendo en los medios.
En tres décadas sólo aceptaron dos entrevistas. Una que Miguel no pudo negarle a su hermano Juan José Cuaranda cuando trabajaba como conductor de noticias en Canal 9. La otra, a Susana Giménez, para el Día de la Madre, en octubre de 1991, cuando ellos tenían tres años y la diva de la televisión llevaba a sus sillones casos similares, como el de los quintillizos Ruffini y el de los Riganti. Adriana cuenta que aceptaron la nota porque desde la producción estuvieron muchos meses insistiendo.
¿Qué fue de sus vidas?
Los primeros hermanos multitudinarios del país ya cumplieron treinta años y cada uno siguió su propio camino. Valentín, cursó Comunicación Social. Obtuvo dos becas de intercambio, una a México y otra a Rusia. Actualmente trabaja en la Facultad de Educación de la UNCuyo y vive solo; su pareja quedó en México. Antonela, estudió la tecnicatura en Comercialización y Publicidad y está iniciando un proyecto de compra y venta de ropa vía on line con la intención de abrir su propio local con ayuda de su novio.
Agustín, estudió Economía y Administración. Trabaja en el banco Santander como oficial de empresas. Su interés es continuar ligado al rubro financiero. También se fue de la casa de sus padres y convive con su pareja. Gastón es licenciado en Administración de Empresas y jefe de marketing en Fecovita. A futuro su intención es seguir creciendo en proyectos de consultoría y le interesa la docencia. Vive solo. Facundo, es el único que se casó hasta ahora. Es contador y trabaja para un grupo de empresas como jefe contable.
"Nos criaron muy independientes, nos fuimos yendo desde muy chicos de casa. Cada uno fue encontrando su espacio y su camino", describe Gastón que se define como el más conciliador, diplomático y extrovertido del grupo. Es quién coordina la conversación y vocero más desenvuelto en la charla que se va tejiendo, en el patio de la casa de sus abuelos. Con una picada y algo fresco de por medio, los quintillizos Cuaranda van confesando algunas de sus anécdotas más íntimas.
Como cuando tenían dos años y ensuciaron las paredes recién pintadas de la casa, dejando dibujadas sus manos. O esa vez que tuvieron que cargar en el auto cinco sistemas solares para presentar en una de las materias del Colegio Leonardo Murialdo, donde hicieron la primaria y la secundaria. O las dificultades de la convivencia a la hora de compartir habitación o prestarse la ropa para una salida. O el día en que uno se contagió de varicela y cayeron todos en una cama, entre otra docena de momentos que recuerdan.
Unidad e independencia
"Una de las cosas lindas de tener cinco hermanos es compartir todas las etapas de la vida. Somos los mejores amigos aunque cada uno tiene otros por separado", dice Antonela, que se describe a sí misma como sensible con carácter fuerte, pasional y directa. "Nunca nuestros padres fueron de vestirnos iguales, o de mandarnos a los mismos lugares o a practicar los mismos deportes. Siempre nos inculcaron que hiciéramos lo que nos gustaba ser", añade Valentín el "curioso y aventurero".
Agustín es el "alegre y divertido, el que le pone la chispa a todo", dicen. Mientras que a Facundo le tocó asumir el rol más serio. "El siempre fue el más maduro y responsable, el que nos acompaña en las situaciones difíciles, el más fuerte", aseguran sus hermanos. Pese a las diferencias todos coinciden en sentirse complementarios. De hecho, se imaginan trabajando en un proyecto juntos uniendo las experiencias y las carreras que aprendieron "gracias a la universidad pública" resaltan.
"Siempre hemos sido muy compañeros desde chicos. Nos apoyamos mucho y nos vemos seguido. El domingo es religioso. Tratamos de mantener la unidad más allá de que mis padres se separaron cuando teníamos 24 años", señala Gastón y el resto le recuerda que también es impostergable juntarse una vez a la semana para ir al cine y compartir una de sus mayores pasiones. "El fútbol no es lo nuestro", aclaran aunque los cuatro varones son hinchas de Boca y Antonela, de River.
"Mi mamá estaba estudiando para la docencia en el momento en que se quedó embarazada y tuvo que abandonar porque hasta que cumplimos los 8 años no pudo sacarnos un ojo de encima. Mi papá era dueño de una inmobiliaria y se dedica hasta el día de hoy a lo mismo. Mis padres y nuestros abuelos tanto maternos como paternos hicieron mucho esfuerzo para llevar adelante la familia. La verdad es que estuvieron siempre", comenta Agustín.
"Hubo disciplina, estudio y deporte y después la libertad de que cada uno tomara su decisión. Desde que nacimos y hasta ahora siempre fue exclusivo esfuerzo de mi padre y de mi madre que nosotros saliéramos adelante. Se dice que nos regalaron muchas cosas pero eso es un mito. Sí, nos dieron cariño y solidaridad hasta el día de hoy y lo agradecemos. A veces cuando vamos por la calle la gente nos recuerda y nos saluda. Nos quieren mucho", asegura Facundo.
Otros embarazos múltiples célebres
En los noventa, algunos años después de la repercusión que generó la familia Cuaranda, se conocieron tres casos más de embarazos múltiples en Argentina que como no podía ser de otro modo estuvieron en el living de Susana Giménez.
Los quintillizos Riganti nacieron el 7 de febrero de 1992 en Buenos Aires a través de fertilización asistida. Fueron cuatro nenas y un nene: Camila, Catalina, Sofía, Martina y Franco. Meses después, el 4 de noviembre de 1992 en San Nicolás, Buenos Aires, nacieron los quintillizos Ruffini: Bertina, Ángeles, Macarena, María José y Nazareno.
Los sextillizos López se hicieron famosos en 1993. Nacieron con cinco meses y medio de gestación. Lautaro, Alejo, Solana, Camila, Julieta y María Luz, tuvieron como padrinos a Carlos Menem, que en ese entonces era el presidente de la Nación y a Chiche Duhalde.
Desde que se sancionó el 5 de junio de 2013 la Ley de Fertilización Asistida, el acceso a los tratamientos de fecundación es más accesible y los embarazos múltiples no son tan comunes porque hay mayor control y conocimiento sobre la estimulación ovárica que antes.