Son tiempos vertiginosos, el mundo nos apabulla con una aceleración constante…siempre corriendo…el tiempo vuela…los días pasan…los meses pasan, y en el medio vamos subidos al antiguo “rock and samba” del parque de diversiones.
Entre tanta ida y vuelta, de repente el cuerpo dice stop, y una señal nos alerta que nos estamos exigiendo demasiado. Hoy por hoy el estrés se cobra un alto precio, el de la salud. Es ahí cuando nos encontramos sentados frente a un ser de guardapolvo blanco que nos mira escaneándonos. Y de allí…comienza el recorrido a las más diversas aventuras.
Análisis, estudios, etc. y la expectativa de pensar que no somos tan indestructibles como creíamos. Pues es en esa instancia donde comenzamos a darnos cuenta que hace falta restaurar un equilibrio, redefinir las prioridades y respetar necesidades postergadas. Y buscamos apoyo en aquellos que por vocación han elegido sanar. Y si tenemos suerte descubrimos personas que aman lo que hacen, y se entregan con pasión a su labor de escuchar consulta tras consulta relatos de dolores y de achaques.
Y agradecemos tanto esa humanidad detrás del médico, ese don de gentes de interesarse para ver si todo va mejor. Van mis palabras de infinita gratitud para todos aquellos profesionales de la salud que realmente definen lo que significa ser "instrumentos de Dios". Que siempre posean en el corazón la clara conciencia que de su actitud depende el camino…y que los milagros son más cotidianos que extraordinarios cuando ellos mismos al involucrarse generan el cambio.
Marcela Savatteri
DNI 21.809.308
