En las aguas del mar Arábigo se extiende una "zona muerta" sin oxígeno, del tamaño de Escocia. Los científicos creen que puede deberse al cambio climático.
En un laboratorio de Abu Dabi, Zuhair Lashkar trabaja en un modelo informatizado del golfo de Omán, una zona del mar Arábigo que bordea el sultanato de Omán e Irán.
Imágenes en color y en movimiento indican los cambios de temperatura, el nivel del mar y, sobre todo, las concentraciones de oxígeno.
Estos modelos y las nuevas investigaciones realizadas este año muestran una tendencia preocupante. La zona muerta del mar Arábigo es la más grande del mundo, asegura Lashkar, investigador de la universidad NYU Abu Dhabi.
“Comienza a unos 100 metros (de profundidad) y baja hasta 1.500 metros, de modo que casi toda la columna de agua queda completamente desprovista de oxígeno”, explicó.
Lashkar y otros investigadores creen que el calentamiento global fomenta la expansión de la zona y esto preocupa por sus repercusiones en los ecosistemas y las industrias locales, como la pesca y el turismo.
Las “zonas muertas” son fenómenos naturales. La del mar Arábigo se extiende desde el estrecho de Ormuz, en el golfo de Adén, hasta las costas indias, al este, y parece haber crecido desde los años 1990.
En el estudio de 2015 y 2016 se detectaron niveles de oxígeno más bajos que los registrados en 1996 y los más bajos de ellos no se limitan al corazón de la "zona muerta" sino que van más allá.
El nivel "está al mínimo en todas partes", afirma Bastien Queste, que dirige las investigaciones realizadas por la universidad británica de East Anglia en colaboración con la Universidad Sultán Qabus de Omán.
La zona sin oxígeno tiene el tamaño de Escocia, comienza a unos 100 metros de profundidad y baja hasta los 1.500 metros.
"Aterrador"
Según Lashkar, la "zona muerta" del mar Arábigo parece encontrarse en un ciclo donde el calentamiento del mar reduce el oxígeno, lo que a su vez refuerza el calentamiento. "Puede ser muy aterrador para el clima", afirma.
Desde Bombay, en el océano Índico, hasta Mascate, a orillas del golfo de Omán, varios puertos se encuentran sobre el mar Arábigo. Estas zonas costeras y sus poblaciones se verán afectadas por la expansión de la "zona muerta", porque puede reducir el hábitat de los peces y la pesca es un importante medio de subsistencia para los habitantes de la región.
“Cuando la concentración de oxígeno cae por debajo de algunos niveles, los peces no pueden sobrevivir”, afirma Lashkar. Además de la pesca, podrían verse afectados los arrecifes de coral y el turismo, añade Lashkar.
En 2015, en el Acuerdo de París sobre el Clima los países fijaron una reducción de las emisiones de CO2 con el objetivo de atenuar el calentamiento global, pero el año pasado el presidente estadounidense Donald Trump retiró a EE UU, el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo en la actualidad, del tratado.
Isla de Santo Domingo, sitiada por los desechos
Unas 400 toneladas de basura, principalmente plástica, han sido extraídas de las costas de Santo Domingo por brigadas estatales, luego de ser arrastradas la semana pasada por las lluvias en coletazos de la tormenta Beryl.
El alcalde de la capital de República Dominicana, David Collado, estima que los desperdicios podrían totalizar las 1.000 toneladas.
La avalancha de basura llegó de golpe al litoral caribeño después de que los responsables del puente flotante del río Ozama, que cruza la ciudad, decidieran abrirlo por temor a daños en la estructura.
Ello, según Collado, sin haber coordinado con la alcaldía y el Ministerio de Ambiente. Los desechos provienen en su mayoría de barriadas populares que rodean la ciudad, donde los servicios de recolección de basura tienen un acceso muy limitado.
Aunque las playas de Santo Domingo no son aptas para el baño, la franja costera y el malecón son espacios aprovechados por locales y turistas que disfrutan del paisaje, la brisa y la oferta de los establecimientos comerciales de la zona.
El turismo es la principal fuente de divisas para el país. Representó 8% del (PBI) en 2017, de acuerdo con un estudio publicado con auspicio de la Asociación de Hoteles y Turismo de la República Dominicana.