En febrero de 2002, Nueva Zelanda fue puesto en el mapa de María Inés Claverol (33). Ese año dejó Mendoza y se mudó a vivir al otro lado del mundo. Durante nueve años ese país fue su hogar.
Sin embargo, “después de innumerables aventuras, me encontré con la oportunidad de un nuevo destino, esta vez no tan lejano: Australia” cuenta María Inés desde allí.
Hoy vive en Newport, ubicado en las Northern Beaches, una localidad a 40 km de la ciudad de Sydney. “Aquí la vida se resume en playa, sol y surf” sentencia María Inés. “Las Northern Beaches son un conjunto de morros, bosques, acantilados y famosas playas de surf, que se extienden desde Manly hasta Palm Beach, sobre la Península de Pittwater” explica.
“El lugar es casa de especies de fauna y flora únicas en el mundo. Los Native Bush Land o bosques nativos le dan el marco a sus 51 suburbios, rodeados por el Mar de Tasmania y el archipiélago de Pittwater, una entrada de agua al Norte de la Península. Es por su diversidad que las actividades son innumerables y puede complacer a todo tipo de turista. Mucha naturaleza, puro encanto” agrega.
Lo que más le gusta: El atardecer.
Lo que menos le gusta: La falta de oferta cultural y de vida nocturna en los barrios de la Península.
La mejor época del año para visitarlo: De febrero a abril -con temperaturas entre 25 y 30 grados- se puede disfrutar de las actividades al aire libre, del sol y la playa. Mayo y junio para Vivid Sydney.
Este domingo recorremos las Nothern Beaches, de norte a sur, con tres recomendaciones de María Inés Claverol.
1.Vista, almuerzo y diversión. Por la mañana, hacer una caminata al faro de Barrenjoey en Palm Beach, con vistas de 360 grados a la Península. De julio a octubre se pueden avistar ballenas australes en su camino migratorio.
El almuerzo es en el “Boat House” Palm Beach, un cafecito sobre el agua que ofrece comidas hechas con productos locales y siempre está decorado con flores frescas. Además, permite apreciar la vista de pelícanos y otras aves locales.
Después, un paseo en kayak o en SUP (Stand Up Paddle Boarding) en la Península. Para aquellos que nunca escucharon hablar de este deporte acuático, paddle boarding es originario de Hawaii y consiste en navegar de pie sobre una tabla moviéndose con un remo.
Hay otras formas de aventurarse en Pittwater. Ya sea pasear en velero, lancha o hasta tomar un charter en el hidroavión desde Palm Beach y así poder apreciar la grandeza del lugar ¡desde el aire!
2.Naturaleza, aventura e historia. Merece la pena dedicarle un día al Ku Ring Gai Chase National Park. Este gran parque tiene casi 150 km2 por lo que las actividades son muchas.
“Uno de mis lugares favoritos dentro del parque, es The Basin, al que se llega en un pequeño ferry desde Palm Beach”, dice. Una vez ahí la opción es tomar sol, bañarse en el mar turquesa, hacer picnic bajo los árboles, contemplar los pájaros nativos, dar de comer a los Wallabies (una variedad de canguro), quedarse a acampar o hacer una caminata cuesta arriba para llegar a los grabados aborígenes (inscripciones milenarias en las rocas por quienes habitaban estas tierras).
Una de las calles de esta reserva natural milenaria lleva el nombre de “Libertador General San Martín”. Fue bautizada el 19 de agosto de 1950 en un gesto de fraternidad con el gobierno argentino ya que en Buenos Aires hay un paseo con el nombre de Australia.
Luego, una vuelta por la Villa de Avalon, famosa por su playa y olas de surf. Éste es uno de los barrios más pintorescos en la Península con pequeños negocios, cafés, barcitos y restaurantes que deleitan con productos locales, arte, libros, decoración ¡y sin semáforos!
3.Luces, creatividad y magia. Entre fines de mayo y principios de junio, Sydney se enciende y los colores se apoderan de la ciudad. En esas fechas se lleva a cabo el festival Vivid Sydne, un encantador espectáculo de luces en el cual las instalaciones se proyectan en los edificios del centro de la ciudad, incluidos el Opera House, el Museo de Arte Contemporáneo así como también el Harbour Bridge, el Jardín Botánico de Sydney, entre otros íconos de la ciudad.
Durante tres semanas, Sydney se enciende para dar lugar a un mundo de colores y dinamismo. Las opciones son muchas. Entre ellas arte, música, exposiciones nocturnas al aire libre, mercados de comida y conciertos. Una recomendación es tomar el Ferry y pasear por la bahía bañada de luces o perderse en sus callecitas iluminadas.
Además. En Scotland Island dos veces al año artistas locales abren las puertas de sus casas y estudios para ofrecer "The Artist trail" o la huella del artista, una celebración de arte, música y comunidad en una pequeña isla dentro de la Península.
www.pittwaterartiststrail.com.au