Lautaro Martínez había cumplido. El marcador ya estaba 3-0 -el tercero de su autoría- sobre Uruguay, cuando a los 23 minutos del segundo tiempo fue reemplazado por Joaquín Correa y, en el momento de sentarse en el banco de suplentes, las cámaras lograron captar el rostro del futbolista bahiense, sin poder contener las lágrimas.
Luego, al explicar el motivo de este desconsuelo, el delantero del Inter nominado al Balón de Oro dijo: “Pensé en mi familia, que hoy estuvo presente en el estadio, por eso me emocioné. Esto es sacrificio, dejar muchas cosas de lado. Mi familia me acompaña siempre y les voy a estar agradecido de por vida”.
Sin lugar a dudas el contacto con la gente argentina tocó el corazón a los jugadores. La fuerza de ese aliento, sentido profundamente anoche en el Monumental fue la gran razón a tal sensibilidad.
“Ojalá dure esta comunión entre afición y equipo”, afirmó Messi luego de la goleada, en el que él abrió el marcador, luego Rodrigo De Paul y Lautaro quien puso el broche de oro con un tiro al ras del piso, a los 17 minutos del segundo tiempo.