Ayelen mira el reloj. En un rato comenzará a recorrer un camino difícil, de pendientes y bastante desparejo, pero repleto de imágenes que ella sabe que no va a olvidar. Correr es una de las actividades físicas más recomendadas. Y si se hace en camino de montañas, con amaneceres y atardeceres dando un marco, mucho mejor.
- ¿Cómo te surge la pasión, cómo arrancas con esto?
- En 2015. La verdad es que no había hecho deportes antes, de hecho fumaba y una cervecita como todo el mundo, el fin de semana. Y un día dije ‘tanta montaña y ni cerca estoy; quiero hacer algo al aire libre’. Y empecé a caminar y por supuesto dejé el cigarrillo. De ahí a trotar hubo un solo paso y al poco tiempo estaba haciendo mi primera carrera de 8K.
- ¿Y cómo fue que elegiste correr carreras de montaña? Parecen mucho más difícil que las maratones tradicionales...
- En realidad, yo no diría que es más difícil, porque eso depende. A mí, por ejemplo, me resulta más difícil correr en calle. Yo en la montaña me siento como en mi espacio; como en mi hogar. Entonces desde ese lugar es más fácil. La preparación y el entrenamiento requieren tiempo. Es salir de laburar para irte a entrenar, pero es un estilo de vida que es también una decisión. Hay cosas que ganas entrenando, que te hacen muy feliz, y otras que deben quedar a un lado. Para mí, correr en la montaña me hace sentir plena. Soy muy feliz haciéndolo. Dentro de la exigencia, hay un placer muy grande.
- Y a partir de ese esfuerzo, empiezan a llegar los triunfos; ¿hay una planificación para esto o si llegan, bienvenidos sean?
- Tengo una planificación, que elaboramos junto a dos profes. Uno me hace los planes de entrenamiento para correr y el otro los de fuerza. Hay todo un laburo ahí atrás. Por ejemplo, con la carrera del domingo pasado cerré mi temporada de verano. Ahora todavía no sé qué es lo que viene. Ahora se viene la maratón de Rivadavia y, por más que no sea lo mío correr en calles, lo voy a hacer porque es el Este y porque hay mucho corazón ahí.
- ¿Quién elige las carreras para competir?
- Es en conjunto. A veces propongo yo y otras lo hace el profe David Gómez. De hecho, en esas propuestas que hace el profe, siempre hay desafíos que incomodan. Por ejemplo, el año pasado, uno de los desafíos que más me sacó de mi zona de confort, fueron los 10K de la media maratón nocturna de la Ciudad de Mendoza. Es como la vida misma; las cosas se van presentando y en esos donde salís de tu zona de confort, aprendes cosas nuevas. No buscamos el resultado, sino que lo más importante es el proceso.
- ¿Tratas en no pensar cada desafío o lo analizas bastante?
- Fue todo un proceso. Al principio me malpegaba. ‘¿Por qué voy a hacer esto si no me gusta?’. Tengo un gran diálogo con David, quien trabaja desde un lado tan humano. Hay cosas que se plantean y que no siempre son lo que queremos y sin embargo aprendemos.
- ¿Y cómo es combinar la vida profesional con la actividad física?
- Esa es una pregunta difícil. Me cuesta un montón. Elegí correr montaña porque siento que mi cuerpo se revitaliza. Trabajo todos los días desde las 8 hasta las 18.30. Y cuando salgo, tengo mi mochila lista y me voy a entrenar. Cuesta, es re difícil. Hay cosas que se postergan, pero la verdad es que gano en salud y en disfrute. Lo considero un privilegio.
- ¿Y qué piensa la cabeza cuando vas subiendo una montaña?
- La verdad es que hay momentos y momentos. Hay días en donde subir es realmente una felicidad y otras donde no es un buen día o hay mucho cansancio y se hace pesado. Sin embargo, lo hacemos. Hay un objetivo que hace que nuestra cabeza siga subiendo, más allá de una fatiga muscular.
¿Cómo fue ganar el fin de semana pasado?
- Los 37K del Champa, en San Javier, Córdoba, son muy lindos. San Javier es hermoso y fue una gran subida. Y la bajada fue muy técnica; no fue una bajada rápida, porque el terreno no da. Hay bajadas que son más fluidas que otras. Y al llegar, está la familia y los amigos… Eso es hermoso.
- No venís de una familia que haga deportes, pero a los 71 años, tu papá Manuel se preparó para acompañarte…
- ¡Si, la de Rivadavia del año pasado! Fueron sus primeros cinco kilómetros. Eso fue emocionante. Primero, porque arranca a los 71 años y es un montón. Y luego, que se haya desafiado él y se haya preparado. Fue un momento que nos emocionó mucho. Ahora el desafío es el doble, porque va a volver a correr en Rivadavia. Eso también es maravilloso, haber contagiado a la familia.
- Si tuvieras que recomendarle a una señora, un señor e incluso a una mujer de tu edad que nunca hizo deporte, ¿Qué le decís?
- Primero es pensar. Para mí, elegir una actividad física en cualquiera de sus formas, es pensarse en movimiento; es cortar una rutina muchas veces cansadora y desgastante. Además, y agrego esto con énfasis, el ser mujer a veces hace que esa vida cotidiana sea un poquito más difícil, ya sea por el cuidado de hijos o de padres. Entonces darnos ese espacio en donde una conecta con su cuerpo, conecta con su respiración o con cualquier sensación, es maravilloso. Es elegirse, es darse la oportunidad de tener un espacio de amor para una.
Una carrera en ascenso
Triunfo inolvidable. El pasado fin de semana corrió los 37K Champa Ultra Trail, en el cerro Champaquí (2.884 msnm), en San Javier, Córdoba, donde consiguió el primer lugar en su categoría.
Empuje. En los últimos días de febrero, Ayelén corrió los 44K de la 4 Refugios Non Stop de Bariloche, donde finalizó en el segundo lugar. “Hay un objetivo que hace que nuestra cabeza siga”, suele decir.
Cerró el año con todo. En diciembre pasado, la atleta rivadaviense compitió en los los 60K de la Ushuaia Trail Race, donde también arribó en primer lugar a la meta en su categoría.