Daniel Gil Junior parece bailar sobre tu tablón de casi tres metros. Va hacia atrás, se inclina y la tabla parece hacer willy mientras dobla en la ola. Luego camina para adelante y, en la punta, se detiene y deja “colgando” cinco dedos de un pie. Vuelve hacia la cola, cruzando los pies como haciendo pasos de dance y, a la vez, casi que meneando el torso, todo como si sintiera la música que llega desde la playa. Para el cierre deja la frutilla del postre: va nuevamente hacia la punta y, cuando el peso del cuerpo hunde la tabla en el extremo, las quillas salen del agua y la misma comienza a girar hasta los 360 grados y así quedar mirando otra vez hacia la playa, completando el famoso helicóptero, la mejor maniobra que tuvo todo el Single Fest que se realizó en Mar del Plata. Los silbidos y aplausos llegan desde la costa, a modo de felicitación, mientras el hoy radicado en Miramar agradece con dos dedos de ambas manos, haciendo la clásica V de la victoria.
Más que un surfista, el 10 veces campeón argentino de longboard es un artista. A los 37 años, su carisma y destreza lo convierten en un romántico de este deporte. Y en esta competencia, claro, estuvo en su salsa. Por eso no extrañó que, al final del evento, uno de los 10 hijos de Daniel Gil, pionero del surf en el país, fuera el triunfador de ambas categorías, el Noseriding y el Expresion Session. Evelin Gontier, también de mucha experiencia y con un estilo que va en esa misma línea, fue la mejor entre las mujeres tras imponerse en la primera disciplina y ser segunda en la otra. Amparo Errecalde, joya de 18 años, se impuso en el Expresion Session femenino. Los tres fueron los grandes ganadores de una competencia que, en realidad, fue mucho más que eso, exhibiendo un espíritu amateur, de amistad, camaradería y con prioridad en el arte, el estilo, la fluidez sobre la tabla, lo que propone esta disciplina de tablas largas que ha vuelto a ponerse de moda tras el boom de los shortboards
Para completar ese halo de amor y pasión hay que decir que el Single Fest se realizó en Kikiwai, la mítica playa pegada al Parador Waikiki –desde el Mirador puntuaron los jueces-, y organizado por el Kikiwai Surf Club y la Academia Argentina de Surf. Hubo 18 competidores, tanto jóvenes promesas como exponentes de la disciplina a nivel internacional. Un torneo que tuvo un formato novedoso en el que los participantes brillaron en las olas de Punta Cantera. Entregó 130.000 pesos en premio y nuevamente fue presentado por Chevrolet, lo que ratifica la calidad de este evento. Con la colaboración de varias marcas (Ohana Tienda Natural, Buluc, Taller de Arte Amarte y Tramontana) y con una cena de premiación en Roots. Hubo sorteos, música a cargo de Lucila Las Joyas y el arte lo puso Rocío Gil, haciendo body painting a la gente en la playa.
“El evento estuvo buenazo. Algo nuevo en Argentina, con un formato diferente. Todos corrimos la misma cantidad de serie, lo que lo hizo divertido para todos. Yo gané porque leí bien el reglamento, para ver lo que los jueces querían, y segundo por haber surfeado en esta punta entre los 12 y 28 años y conocer todos los recovecos. La ola se tornó difícil y fue clave elegir bien hacia qué lado ir. Es un lugar para derechas, pero las mejores puntuadas fueron izquierdas. Yo caminé bien en las tablas y metí un par de “colgadas” (hang five). En el Expresion Session fue igual. Leí el reglamento, vi que se podía jugar con las quillas y la tabla. Ahí me la jugué a ir por Helicóptero 360°, que fue la mejor maniobra. Observar las olas y saber qué se podía hacer me llevó al triunfo”, analizó Danny, quien rescató siempre la onda del evento. “Igual, lo más lindo fue encontrarse con todos los longboarders y que no haya tanta presión como en los clasificatorios. Hubo mucha onda”, completó con su habitual simpatía.
El torneo buscó premiar el estilo del surfista mientras caminaba la tabla, dando pasos prolijos, con la esencia de permanecer lo más posible en la nariz del tablón (hang 5 o hang 10) mientras se surfeaba la ola con las manos en la cintura o con posturas relajadas y elegantes. El formato estuvo inspirado tanto en los nuevos eventos de surf tradicional o Loggers así como también de los eventos SLS en la liga de skate mundial, con cada tablonero teniendo la oportunidad de tres runs, durante siete minutos. En el Expresion Session se sumó poder hacer trucos, como algunos intentaron, yendo parados en un pie, sentados, acostados o de cabeza en la tabla, o simplemente surfeando con el tablón invertido. Justamente Kikiwai es la playa ideal para eso, reuniendo todas las condiciones para el noseriding: olas largas, suaves y parejas que rompen sobre arena y rocas. Un torneo distinto, con la onda y la esencia de siempre en los longboards, buscando potenciar una tendencia que crece en el mar: el arte sobre las tablas.