Atalanta dio el golpe en la final de la Europa League al vencer al Bayer Leverkusen por 3-0 en la noche soñada de Ademola Lookman, quien convirtió los tres goles del partido y le puso punto final al tremendo invicto de 51 partidos del campeón alemán, que perdió por primera vez en la temporada.
Desde el arranque se vio a un Atalanta dominador: en los primeros minutos se plantó en campo rival ante un desconocido Leverkusen. Y golpearon rápido los italianos: a los 11, Lookman tiró un córner desde la izquierda y la jugada tuvo un rechazo con rebote favorable para el Atalanta y ataque por el sector derecho. Zappacosta recibió en situación de desborde y tiró un centro bajo que cruzó todo el área y encontró a Lookman por el segundo palo, anticipando a un estático Exequiel Palacios para abrir el marcador.
No le dio mucho tiempo a reaccionar el Atalanta, que a los 25 golpeó de nuevo aprovechando una salida en falso de los alemanes. Adli quiso bajar de cabeza un saque largo del arquero pero se la terminó regalando a Lookman, que controló, avanzó en soledad y rodeado de rivales, enganchó para adentro con caño incluido sobre Xhaka y terminó sacando un derechazo preciso al segundo palo, imposible para Kovar, el arquero de los alemanes.
Pudo haber reaccionado el Leverkusen en su primera llegada de riesgo, pero Musso le ganó el duelo a Grimaldo, y en la última del primer tiempo, Atalanta tuvo la chance de sentenciar la victoria en un remate de De Ketelaere que contuvo yendo abajo Kovar. Y el partido se fue al complemento con un 2-0 que dejaba la puerta abierta a que sucediera cualquier cosa.
Bayer Leverkusen intentó hacerse dueño del partido en el complemento, pero prácticamente no pudo entrarle claro al Atalanta en ningún momento del partido. Así fue que se fueron consumiendo los minutos del segundo tiempo, y cada vez se le hacía más lejana la posibilidad de revertir el marcador al Leverkusen, que vio cómo se le escapaba definitivamente el título a los 30 minutos, cuando Lookman definió una contra con un zurdazo implacable al ángulo que se convirtió en el 3-0.
A partir de allí no hubo más partido y simplemente corrió el reloj hasta que el pitazo final coronó merecidamente al Atalanta como campeón de la Europa League, en el segundo título de su historia.