En la suya, nunca falla. Aunque, por lejos, haya sido el partido de los mata-mata en el que más méritos hizo para definir la historia en los 90 minutos, a Boca le faltó eficacia para capitalizar la gran cantidad de situaciones que tuvo para llevarse la clasificación sin necesidad de recurrir a la tanda de remates desde los once metros.
Nadie, en su sano juicio, podrá negar que el primer tiempo de Boca fue de lo mejor de los últimos tiempos. El equipo de Almirón funcionó como tal. Porque si algo se le reclamaba al Xeneize era justamente lo que tuvo en esos primeros 45 minutos.
Salida clara desde el fondo, triangulaciones en el medio, laterales sueltos en ataque y un doble “9″ hambriento de gol, pero sin la eficacia necesaria como para traducir en la red el dominio, el juego asociado y la precisión en velocidad que tuvo el Xeneize. Sólo faltó embocarla, y en eso mucho tuvieron que ver en primer lugar el arquero de la “T” Guido Herrera, los delanteros de Boca y Fernando Echenique, quien no sancionó un claro penal por mano de Lucas Suárez (estaba amonestado) a los 38 minutos.
¿Talleres? Fue inteligente para aprovechar sus momentos y las notables falencias y distracciones que suele tener Boca cuando lo atacan. Este equipo de Almirón ha mejorado en la faz ofensiva, pero tiene mandíbula de cristal en el retroceso.
El equipo de Gandolfi explotó las espaldas de Blondel para lastimar. Y justamente por esa vía llegó el gol de Benavídez. Pelota profunda de Barticciotto para Portillo, centro al punto del penal, Ortegoza pifió y por detrás Benavídez (Barco llegó tarde a la cobertura) cruzó el remate, nada que hacer para “Chiquito” Romero y 1-0.
La “T” tuvo la gran oportunidad de liquidarlo unos minutos después, pero Romero tapó el remate de Depetris y Ortegoza se lo perdió casi abajo del arco entrando por el segundo palo tras una centro de Barticciotto.
Antes y después fue todo de Boca, menos el gol del empate que mereció mucho antes de que Portillo se llevara puesto torpemente a Cavani en el inicio del complemento. El uruguayo ejecutó el penal con maestría para el 1-1, y a empezar de nuevo.
Si bien Talleres sintió el impacto y adelantó líneas, el mérito de Boca fue que no perdió intensidad ni consistencia ofensiva. Medina (casi hace un golazo tras pararla de pecho y dejar tres en el camino) y Barco fueron de lo mejor del Xeneize en el complemento. A pura gambeta y asistencias para Cavani, el “Colo” marcó el camino, pero el Matador definió mal las dos veces que el pibe de 19 años lo dejó mano a mano con Herrera.
Con el correr de los minutos, el dominio de Boca fue mermando. Almirón mandó a la cancha al mendocino Ezequiel Bullaude (por Equi, lesionado) y Benedetto (por Merentiel), pero Cavani no se pudo acomodar tras un pase de “Pipa” dentro del área. Así, se fueron otra vez a los penales.
Esta vez, Chiquito no tuvo que atajar ninguno porque Bustos y Benavidez quisieron asegurarlo (fuerte, al medio), pero le entraron muy abajo. Benedetto, Figal, Cavani y Barco no fallaron y, mientras ya puso la cabeza en la final de la Copa Libertadores (el 4/11 ante Fluminense en Río de Janeiro) Boca también está en semifinales de la Copa Argentina.
Casi nada, casi todo...