Con los partidos que disputarán las selecciones de Uruguay contra Corea del Sur y la de Brasil contra Serbia, se completará este jueves el debut de todos los equipos sudamericanos en la Copa del Mundo Qatar 2022. De hecho, durante la jornada de hoy se completará el debut de todas las selecciones mundialistas en tierras qataríes.
Y si de Uruguay hablamos, imposible no mencionar que “La Celeste” entró en la historia grande por convertirse en el primer campeón mundial tras ganar la primera copa que se jugó en 1930, precisamente en tierras uruguayas y tras derrotar 4 a 2 a Argentina en una áspera final. A casi 100 años de aquella gesta, la misma que posiciona a Uruguay y a Argentina (y tal vez, también a Paraguay) como candidatos a ser organizadores de la Copa del Mundo 2030 -con sede aún no definida-, viene al caso repasar las principales curiosidades del primer Mundial de fútbol de la FIFA.
La previa de Uruguay 1930
En los Juegos Olímpicos disputados en 1924 y 1928 –en París y en Ámsterdam, respectivamente-, la Selección Uruguaya de fútbol había obtenido las medallas de Oro y se había posicionado como la gran potencia en este deporte. Estos antecedentes bastaron para que la FIFA decidiera que ese país ubicado a la vera del Río de la Plata organizara en 1930 la primera Copa del Mundo de Fútbol. El anuncio se oficializó en mayo de 1929, en Barcelona, y sería el comienzo de una tradición que llegaría a convertirse en pasión, así como también el puntapié inicial de la competencia más importante en lo que se refiere a fútbol a nivel mundial.
De hecho, en los 92 años que han transcurrido hasta el momento desde ese primer mundial –que, se decidió, se disputaría cada 4 años-, se disputaron en total 22 campeonatos (contando el que está en disputa en Qatar). Solamente hubo dos ediciones que no se jugaron y fueron las de 1942 y 1946, años que estuvieron marcados por la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias.
De regreso a 1930, el primer mundial de la historia contó con una gran cantidad de particularidades. Al tratarse de una competencia inédita, ni siquiera llegaba a dimensionarse por aquellos años el alcance que tendría y cómo crecería el prestigio de la Copa con el paso de los años. No obstante, el fútbol ya era el deporte más popular en América y en Europa, por lo que varios países del Viejo Continente intentaron disputarle y arrebatarle la sede a Uruguay.
Antes de la confirmación de la FIFA, Italia, Países Bajos (por entonces, todavía Holanda), España, Hungría y Suecia intentaron “primerear” a Uruguay y quedarse con la organización. Sin embargo, esos intentos quedaron en la nada, por lo que el primer mundial fue confirmado en Uruguay. Y eso derivó en otro contratiempo: el boicot europeo.
Boicot europeo, las selecciones que “se bajaron” del primer Mundial
La negativa de la FIFA a quitarle la sede a Uruguay para dejarla en Europa motivó lo que se conoció como el “boicot europeo” para la Copa del Mundo de 1930. A los españoles e italianos que habían decidido bajarse de la competencia –y, además, se pusieron como objetivo intentar convencer a las demás selecciones europeas para no viajar-, se sumó la renuncia de Inglaterra. Y es que los inventores del fútbol –al igual que España e Italia- insistieron en que no estaban dadas las condiciones para viajar en barco a América del Sur en pleno invierno (el mundial se disputó en julio, verano europeo e invierno sudamericano).
Fue la mediadora intervención del entonces presidente de la FIFA, el francés Jules Rimet (figura que le dio el nombre a la primera Copa del Mundo de la FIFA) la que permitió destrabar en parte el conflicto al conseguir que Francia, Bélgica, Rumania y Yugoslavia viajaran a Uruguay para el primer Mundial.
A las 4 selecciones europeas se sumaron Argentina, Uruguay (local), Brasil, Perú, Chile, Bolivia y Paraguay (7 de América del Sur), además de Estados Unidos y México (de América del Norte). En total, 13 selecciones participaron de la primera Copa del Mundo de la FIFA.
El primer formato del Mundial
Divididos en 4 grupos, las 13 selecciones disputaron la primera ronda. El Grupo 1, donde estaba Argentina, fue el único donde se incluyó a 4 equipos (además de la “celeste y blanca” estuvieron Chile, Francia y México), mientras que en los otros 3 grupos participaron 3 selecciones en cada uno.
El primer Mundial de la historia comenzó el 13 de julio de 1930 y terminó apenas 17 días después, el 30 de julio de ese año. Solamente un equipo por grupo clasificó a la siguiente fase –el mejor posicionado tras disputar todos los partidos-, por lo que en las semifinales se enfrentaron Argentina y Estados Unidos en una de las llaves, mientras que en la otra se enfrentaron Uruguay y Yugoslavia. Ambos partidos tuvieron a los equipos sudamericanos como ganadores, por el mismo resultado: dos apabullantes 6 a 1.
Así fue como Argentina y Uruguay clasificaron para jugar la primera final de un Mundial de la FIFA. Y lo vivido antes, durante y después de ese partido fue digno de una novela literaria, o de un documental que –sin dudas- sería un sensacional éxito en Netflix.
La violenta final rioplatense, una batalla con la cancha como escenario
Argentina y Uruguay llegaban al Mundial de 1930 como los grandes favoritos, y lo demostraron en la primera fase y en las semifinales. Más teniendo en cuenta que los europeos no habían viajado con todos sus jugadores, mientras que el resto de las selecciones habían presentado combinados semi amateurs.
Las dos selecciones rioplatenses ya habían jugado la final por la medalla dorada de los Juegos Olímpicos de 1928, con triunfo para los uruguayos por 2 a 1. Para el equipo argentino este partido asomaba como la gran oportunidad para tomarse revancha. Pero los uruguayos, locales, no estaban dispuestos a ser humillados en su casa.
La previa de “La Gran Final” se vivió con mucha intensidad. Aunque hoy es una práctica común y casi naturalizada, por aquel entonces –hace casi 100 años-, fueron inéditas las postales de uruguayos reunidos en la puerta del hotel donde estaba la delegación argentina y haciendo todo tipo de ruidos por la noche para impedir que puedan descansar bien en la previa de la final. Incluso, ya en el debut argentino en esta Copa del Mundo –contra Francia el 15 de julio y con triunfo para Argentina por 1 a 0-, la hostilidad del público uruguayo hacia los vecinos del Río de la Plata se había hecho sentir en las tribunas.
El 30 de julio de 1930 llegó el día. Ante más de 90.000 personas en el Estadio Centenario de Montevideo (construido el tiempo récord para que se juegue el Mundial), la selección local y Argentina disputaron la primera final del mundo.
Una de las tantas particularidades fue que el partido se jugó con dos pelotas diferentes. En el primer tiempo, Argentina puso el esférico y, con goles de Carlos Peucelle y de Guillermo Stábile, el equipo albiceleste terminó arriba por 2 a 1 en el primer tiempo (Pablo Dorado había puesto en ventaja a Uruguay de forma transitoria).
El segundo tiempo se jugó con pelota uruguaya. Pero no fue precisamente el cambio de pelota lo que terminaría siendo clave para la remontada uruguaya –”La Celeste” ganó 4 a 2 y se consagró como el primer Campeón del Mundo-, sino una serie de factores extra futbolísticos que se vivieron en el vestuario y durante el entretiempo.
En los camarines, el defensor argentino Luis Monti reconoció que lo habían amenazado de muerte y amagó con no salir a jugar el segundo tiempo. Y aunque finalmente los dirigentes argentinos lo convencieron de completar el partido, su participación en el complemento fue prácticamente nula. Con una Argentina prácticamente desaparecida, en el segundo tiempo llegaron los 3 goles uruguayos (Pedro Cea, Victoriano Santos Iriarte y Héctor Castillo) que definieron la final.
Incluso, se dijo después del partido que algunos jugadores argentinos fueron golpeados en la zona de vestuarios, por lo que salieron diezmados a jugar el resto del partido. Claro que también hay quienes sostienen que todos estos condimentos, aquellos referidos a agresiones, fueron agregados después -intencionalmente- para intentar ensuciar el título uruguayo y justificad (de alguna manera) la derrota argentina.
Cuando la primera final culminó, y en medio de los festejos charrúas, la violencia volvió a apoderarse de la escena. El equipo argentino y toda la delegación fueron trasladados de inmediato al puerto para abordar el barco y regresar a Buenos Aires con la intención de resguardar su integridad. Pero durante todo el trayecto que unía el Estadio Centenario con el puerto, hinchas locales apedrearon el colectivo argentino.
Mientras esto ocurría en suelo uruguayo, en Buenos Aires una multitud furiosa intentó asaltar y destruir la Embajada de Uruguay, lo que motivó la intervención y represión policial. La magnitud de los enfrentamientos y la hostilidad de uruguayos hacia argentinos en el país donde se jugó el Mundial de 1930 –con su represalia en la embajada uruguaya en Buenos Aires- culminaron con la ruptura de relaciones entre las federaciones de fútbol de ambos países y con la suspensión de la Copa América en su posterior edición.