Cuando la previa de la final de la Copa Libertadores se centraba plenamente en lo futbolístico, de un momento para otro cambió el foco de la escena tras los repudiables ataques de la barra de Fluminense hacia los hinchas de Boca que se encontraban en las playas de Copacabana. Incidentes, detenidos y una salvaje represión policial generó un caos que hizo surgir los rumores de que la definición en el Maracaná pudiera pasar a jugarse a puertas cerradas.
Desde las esferas de Conmebol confirmaron ue no hay chances de que el partido se desarrolle sin público pese a los disturbios que se vivieron en la antesala. En ese sentido, las autoridades del máximo ente del fútbol sudamericano, que emitieron un llamativo comunicado y ya tomaron cartas en el asunto (hubo una reunión para acrecentar los controles), entienden que lo ocurrido tuvo que ver con fallas en la seguridad de Río de Janeiro que son ajenas a la organización de la Confederación.
“Hay rumores, veo muy difícil la situación. No es fácil, a dos días de jugarse la gran final, postergarla. Hay que esperar qué va sucediendo en las próximas horas”, expresó Mauricio Serna, miembro del Consejo de Fútbol de Boca, minutos después de la agresión de la barra de Fluminense.
Sin embargo, en el amanecer de este viernes, Conmebol ya comunicó internamente que suspender o postergar la final de la Copa Libertadores no es una opción, así como tampoco que se juegue a puertas cerradas.
Cómo será el operativo de seguridad en el Maracaná para Boca vs. Fluminense
En pos de evitar que los incidentes desatados el jueves se vuelvan a repetir el día de la gran final, las autoridades de Río de Janeiro dispondrán un total de 8.000 efectivos de seguridad destinados en los controles para ingresar al estadio Maracaná. Para eso, trabajarán en conjunto la Guardia Civil, la Policía militar y agentes privados.