Don Quijote de La Mancha era un noble caballero que tenía como fiel escudero a Sancho Panza, quien lo cuidaba y lo protegía a sol y a sombra.
En la Selección Argentina, Lionel Messi es nuestro Quijote y Marcelo D’Andrea, conocido como Daddy, fue su escudero desde que aquel 2005 cuando el rosarino dio sus primeros pasos en la mayor dirigida por José Pekerman. Al punto que tiene tatuada la firma de Leo en el pie, pero el dato interesante es que se lo hizo en 2005, cuando “La Pulga” recién era una promesa.
Desde ese momento este fisioterapeuta, que antes de trabajar en el predio de Ezeiza era canillita, se transformó en la persona de confianza del 10 argentino y lo acompañó en la gloria, pero sobre todo en las dolorosas derrotas.
Donde hay una foto de Messi, al lado está Daddy. Durante varios años le tocó ser el apoyo del 10 en las finales perdidas, pero las últimas fueron las más dulces. Aparece sosteniendo los trofeos personales para dejarle a Leo las manos libres y así poder levantar las más importantes: Copa del Mundo, Copa América y Finalissima.
De paseo por Mendoza por la invitación del empresario deportivo Daniel Fernández, D’Andrea recibió amablemente a Los Andes en el lobby del hotel Royal Princess para hablar de su relación con Messi, sus cinco mundiales dentro del cuerpo médico, su llegada a la Selección Argentina y de cómo fue ganar la tan ansiada Copa del Mundo en Qatar.
“La historia de mi llegada a la Selección es muy conocida: fue de la mano de Gabriel Batistuta en el 2001, quien me convocó y me presentó, recibí el ok de Marcelo Bielsa y empecé a trabajar”, comenzó contando Daddy.
Pero el quiebre en la historia de D’Andrea fue con la llegada de Lionel Messi al predio de la AFA, con quien pegó onda desde el primer momento: “La amistad con Leo se fue dando de a poco porque a él le pasaba lo mismo que a Diego (Maradona): se le arrimaba mucha gente. Pero Leo está un segundo adelante de todo el mundo y ‘les sacaba la ficha’ y después le terminabas dando la razón”.
Daddy fue testigo en primera persona de la maduración de Lionel Messi en el seleccionado y de la demostración de ese liderazgo que tanto se le exigió: “Los que criticaron el liderazgo de Leo se vivieron equivocando, tratando de confundir con comparaciones con Diego y no vieron el crecimiento de Leo que pasó de ser un chico al hombre que es hoy. Él te cuida, si te ve mal se te acerca y te pregunta, por eso todos están a muerte con él”.
Este fisioterapeuta tiene la oportunidad de vivir el día a día con esas figuras que cuando llegan al predio de Ezeiza, dejan las luces afuera y se relacionan con humildad: “Para mí son como mis hijos porque vienen y te dan un beso y un abrazo cuando te ven mal, te tratan con tanto afecto que te hacen sentir parte del grupo y por eso lograron lo que lograron, además de las ganas de venir siempre a la Selección, eso demuestra la grandeza que tienen”.
Como todo futbolero, para Daddy estar en la Selección Argentina al lado de figuras de nivel mundial ya es un sueño cumplido, pero a este grandote con cara de buen tipo le faltaba cumplir uno: “Siempre soñé con ver un Obelisco lleno de gente, sabía que en algún momento se nos tenía que dar”, lanzó en relación al Mundial Qatar 2022 que quedó para la albiceleste.
También reveló que otro objetivo por cumplir es trabajar dentro del predio de AFA formando a personas para que puedan desempeñarse en la Selección Argentina: “Quisiera trabajar en la formación de jugadores, para lo que haga falta dentro del predio y que seamos una Selección embajadora en todo el mundo, ayudando para que tenga más prestigio que cualquiera. Con eso sería más feliz de lo que soy”.
Maradona y Messi
Daddy fue uno de los pocos privilegiados que pudieron disfrutar, a pesar de la eliminación ante Alemania en cuartos de final, del Mundial de Sudáfrica 2010 donde estaban Diego Maradona como DT y Messi como máxima figura.
“Fue una relación de mucho respeto y ambos tenían claro sus roles. Diego a veces me pedía que lo acompañara a la pieza de los jugadores, se sentaba a hablar con ellos. Para mí las charlas con esos dos genios eran lo máximo. Cuando esto se termine voy a poder decir que estuve con los dos mejores y que Diego me llamaba a las tres de la mañana porque no podía dormir y me decía ‘haceme un masajito Daddy’ hasta que se relajaba”, confesó D’Andrea.
“No me gusta decirlo mucho, pero a veces me emociono porque me miro y veo que estoy en el predio de la AFA y llegan los jugadores, estás con ellos y decís ‘esto es algo único’ y eso me queda para el futuro, para contarle a mis hijos y a mis nietos que estuve con estos monstruos”, expresó.
La mayor alegría y la peor derrota
En estos 22 años, Daddy vivió varios momentos clave, sin duda que la felicidad más grande fue levantar Copa del Mundo, Copa América y Finalissima, pero cuando se creía que el mayor dolor había sido la derrota en la final del Mundial de Brasil 2014 ante Alemania, sorprendió: “Me dolió más la eliminación del 2002 que la final del 2014 porque era mi primer Mundial y porque esa Selección tenía a grandes jugadores que arrasaron en Eliminatorias y se merecían algo más”.
Ese fracaso en el Mundial Corea-Japón 2002 podía ser su despedida de la Selección Argentina, pero una charla con Bielsa sirvió para que confirmar su continuidad: “Marcelo me dijo ‘¿me promete que usted va hasta el 100%?’ le dije que sí y ahí me aseguró que iba a seguir en la Selección y ahí fuimos a la Copa América y ganamos la medalla de oro en los Juegos Olímpicos”, confió el integrante de la albiceleste que llegó a Mendoza de la mano del empresario deportivo Alejandro Fernández.
Lionel Scaloni
Ganar el Mundial de Qatar fue el ticket para que Lionel Scaloni se siente en la mesa de los entrenadores que levantaron la Copa del Mundo, algo que podría marear a cualquier ser humano, pero Daddy afirma que el oriundo de Pujato sigue siendo el mismo que cuando llegó a la Selección como jugador y después como director técnico: “Es más simple de lo que muestra. Es un chico del interior, que vino de abajo, que le demostró al presidente de AFA, a los jugadores y al pueblo argentino que él podía y, de a poquito, logró los objetivos con palabras simples que se entienden rápido. Siempre dejó en claro que el amiguismo no corre: o laburás o te vas para afuera”.
“Scaloni demostró que con laburo se puede y así fue ganando su espacio. La verdad es que es un placer trabajar con él porque lo llamás y te atiende el teléfono, eso es una muestra de grandeza porque está pendiente de todo”, cerró.