No hay una certeza que marque en qué momento de la infancia, el destino queda escrito de forma inexorable. No al menos para este escriba, que se pone de frente a sus recuerdos a la hora de la entrevista con Fernanda Gabriela Méndez, tal cual reza su DNI, que también establece 34 años, luego de haber llegado a este mundo el 10 de julio de 1990. “Ferchu”, como la llaman sus más íntimos, está muy ligada al fútbol de la Zona Este, donde actualmente defiende los colores de la Escuela Deportiva Junín. Su historia sería una más entre tantas mujeres que hoy conforman el gran mapa del fútbol femenino. Sin embargo, un detalle obliga a detenernos: es hija del recordado defensor uruguayo José Méndez Sousa, quien desembarcó en el fútbol mendocino en la década del ‘80 y se quedó a vivir para siempre. Además, la pasión por el fútbol la comparte con su hermano Jesús, ex volante de Boca y River, entre otros, y Daniel, ya fallecido, quien fuera figura en La Libertad y Centro Deportivo Rivadavia. El fútbol como mandato familiar; como una prueba inexorable de que las fichas están jugadas desde siempre.
- Qué conexión increíble en tu familia con el fútbol; una historia tan apasionante como célebre...
- Yo empecé a jugarlo a los 12 años, cuando mi viejo estaba en Oriental Argentino. De chiquita siempre lo seguía donde iba, fuera local o visitante. También estaba mi hermano Daniel. Ahí empezó mi amor por el deporte y expresamente por el fútbol. Por entonces, mi viejo nos entrenó unos dos meses porque nos quería llevar a probar a River Plate, pero aquel viaje no pudo realizarse. Después, como el fútbol femenino no era tan popular en ese tiempo, me dediqué al hockey césped.
Lejos de la práctica del fútbol, Fernanda siempre siguió de cerca la carrera de su hermano Jesús, a quien acompañó mucho tiempo en Rosario, cuando el volante jugaba en el Canalla.
“Recién en 2018 empecé otra vez a jugar. Fue en el Club Mundo Nuevo, donde salimos dos veces bicampeona”, cuenta, mientras rememora con orgullo el último título conseguido, en el cierre del año pasado, con la Escuela Deportiva Junín.
- ¿Cómo es seguir el mandato paterno? ¿Qué te genera a vos que te hablen de tu papá y tus hermanos?
- Somos siete hermanos; cinco mujeres y dos hombres. Y la única mujer que siguió el legado del fútbol fuí yo. Mi papá siempre me insistió en que yo siguiera jugando. Además, siempre me incentivó a que dirigiera niños, algo que hago desde hace dos años. Incluso el año pasado sacamos campeona a una categoría. Mi papá siempre me inculcó que siguiera con el fútbol y que me relacionen con ellos, para mí es un orgullo.
Los ojos de Fernanda se iluminan cuando hablá de José. “Todo lo que yo aprendí fue gracias a mi papá”, dice con orgullo.
Como para seguir el inexorable destino familiar, Fernanda también juega como marcador central, aunque puede hacerlo también como volante. “Siempre charlábamos de fútbol con mi papá. Era como un hombrecito más para para él. Cuando veíamos partidos juntos, me marcaba como tenía que defender o realizar algún determinado movimiento.
- Y con Jesús tenés una relación similar; ¿Suele acompañarte a la cancha?
- A Jesús siempre le pregunto cosas. Suelo jugar de volante central porque aprendí viendo a mi hermano.
- Tu papá tenía además una faceta muy conocida: le gustaba hacer docencia con los más chicos...
-Siempre le gustó mucho eso; él quería que los pibes tuvieran la oportunidad de mostrarse. Hizo mucho para que jugadores de toda la Zona Este fueran a probarse a Buenos Aires. Yo lo viví también cuando viajamos a los partidos con él: preparaba la comida para todos los chicos, era presidente del club, se hacía cargo de buscar plata para la movilidad...
- ¿Tenés una oferta como entrenadora?
- Tengo una propuesta de entrenar una categoría de menores, pero no hay nada concreto. Es una posibilidad; hay charlas pero nada firme.
- Ahora el fútbol femenino tiene otro espacio; otro reconocimiento...
- Gracias a Dios se nos ha dado la posibilidad a las mujeres. Cuando yo tenía 12 años, no era reconocido. Pero ahora sí estamos contentas, porque venimos de hace años luchando para que se hiciera reconocido el fútbol femenino. Hemos luchado muchísimo y nos gusta el apoyo que nos dan los clubes.
José, la leyenda del “charrúa” guapo
A dos años de su fallecimiento, vale repasar a vida de José Ramón Méndez Sousa, quien tuvo peculiaridades en su vida. De madre brasileña, nació en Montevideo, hizo las Inferiores en Peñarol y viajó a Mendoza por una changa de un año, pero se quedó a vivir acá. Jugó en diferentes equipos de la Liga Mendocina. Y en 1994 creó el Club Atlético Oriental Argentino, donde más allá de las cinco décadas siguió despuntando el vicio como presidente, técnico y jugador, como un férreo marcador central que dejó para siempre su huella en el fútbol provincial.