Prácticamente recluido del ojo público desde su salida de la presidencia de River, el ex directivo José María Aguilar rompió el silencio de años y recordó lo que fue el conflicto interno que vivió el club tras el caso de infidelidad que involucró a los defensores Horacio Ameli y Eduardo Tuzzio: “Fue una situación muy perturbadora”.
En diálogo con La Nación, el ex presidente del Millonario accedió a comentar sobre lo que fue el difícil momento que atravesó el plantel allá por el año 2005: “Fue una situación muy perturbadora hacia adentro y de repercusiones incalculables hacia afuera. Una revelación de esta naturaleza abre puertas insondables, una Caja de Pandora. La infidelidad, escenificada en el principal equipo de la Argentina, despierta una curiosidad y sensibilidad insuperables”.
Con respecto a la decisión de no apartar a nadie del plantel, pese a la relación rota entre ambos jugadores, Aguilar explicó que decidieron darle “prioridad al aspecto deportivo” y que la decisión se tomó después de mantener una reunión con ambos jugadores y conversar con otros integrantes del plantel y del cuerpo técnico conformado por Leonardo Astrada y Hernán Díaz.
Más allá de esa reunión, lo cierto es que el impacto generado por la noticia de la infidelidad fue enorme y para Aguilar, quedó de manifiesto en la conferencia de prensa posterior a una derrota ante Liga de Quito por la Copa Libertadores: “Los periodistas deportivos que cubrían la información de River habían quedado en minoría en comparación con los que se encargaban de los chimentos del mundo del espectáculo”.
“En todo el club se generó una situación muy desagradable, cambió la fisonomía y el ambiente que se respiraba. Fue algo de muy alto impacto. Mi obligación era guardar la discreción que todavía mantengo en este relato. Tampoco me correspondía conocer los detalles íntimos del asunto. Es un tema que me cuesta mucho, que me llevó a enfrentarme con conductores de programas de chimentos. Hubo más rebote fuera de las canchas que dentro. Y eso que todavía no estaban en auge las redes sociales. Con Twitter, Instagram y demás plataformas, el infierno se hubiera potenciado. Sin redes sociales fue un infierno, con ellas se habría transformado en el Infierno de Dante”, continuó quien fuera presidente de la institución de Núñez de 2001 a 2009.
A modo de cierre, Aguilar se permitió dudar respecto de quién fue el verdadero damnificado de la pelea y hasta acusó a Tuzzio de “egoísta”, a pesar de haber sido quien sufrió la infidelidad de su esposa con Ameli: “Seguramente en el plantel se formó un grupo ‘Amelista’ y otro ‘Tuzzista’, pero no al límite de causar una grave discusión. Sí, por el curso que tomaron los hechos y el tratamiento público y mediático que se le dio, Tuzzio quedó como el bueno y Ameli como el malo. Honestamente, a estas alturas de las circunstancias no estoy tan seguro de que fuera así. Para Ameli, significó el final de su carrera, fue el más perjudicado y yo me quedé mal por eso. Tuzzio fue egoísta, ocupó le papel de víctima, lo cual le dio el apoyo de gran parte del plantel. No sé si Eduardo era víctima, porque tampoco estoy seguro de que las haya en este tipo de situaciones. No me meto en cuestiones personales, pero sí digo que la manera de manejarse de Tuzzio provocó una bomba, no solo en el plantel sino en todo River. Fue una invitación a que el morbo se instalara a sus anchas”.