El argentino Ángel Di María fue entrevistado este viernes por Superfútbol, que se transmite por TyC Sports, y sin dudar afirmó que nunca vio “algo igual” en relación a su amigo y ahora compañero en el PSG, Lionel Messi.
El “Fideo” no escondió la felicidad que le generó la llegada de La Pulga al equipo parisino después de cumplir con el objetivo de conquistar la Copa América con la Selección Argentina en Brasil.
“Yo creo que cada año Messi es mejor. Con la calidad de jugadores que tiene el PSG, ahora su nivel va a seguir subiendo. Eso le va a dar un plus extra. Tener a Neymar, a Mbappé, a Verratti. El técnico va a armar un equipo para que él se sienta lo mejor posible”, confió.
Y añadió: “Jugué con Cristiano, Neymar, Mbappé, Rooney, Van Persie, Benzema, Ibrahimovic, Bale... nunca vi algo igual, Messi es algo único”.
Y luego, tomando en cuenta que tras 20 años en Barcelona, su amigo dio un difícil y gran paso, agregó: “Creo que se va a sentir mejor acá que en Catalunya. Con el recibimiento que tuvo en París creo que ya se dio cuenta lo que genera, lo que mueve y lo que es. La gente acá se lo va a demostrar en cada entrenamiento y en cada partido. Por culpa de él ahora hay 200 personas afuera cada vez que salimos, así que eso lo va a tener más que contento. Los franceses son un poco fríos pero con el fútbol la pasión se está agrandando cada vez más y con Leo va a explotar todo”.
Con respecto a la reciente Copa América ganada junto a Messi, cuyo gol fue de su autoría, Di María confesó el secreto para convertirlo: ”Angelito Correa era el compañero del lateral de Brasil y me había dicho que no jugaba mucho en Atlético de Madrid porque tenía problemas a la hora de retroceder y le costaba la espalda. Eso se lo comenté a De Paul y le dije que la que tuviera para meter que lo hiciera. Por suerte la primera que me metió fue adentro”.
Y con esta conquista sostuvo que “era algo que deseábamos con toda el alma y la verdad es una felicidad enorme”, haciendo referencia en el compañero que llevará la “30″ en el equipo parisino. “Gracias a Dios se le pudo dar”.
Durante la entrevista en la cual también se le consultó de su transición futbolística personal con el seleccionado, Ángel dijo: “A veces nos mataban porque las cosas no se daban, pero uno siguió luchando, siguió intentando y se terminó dando de una manera muy especial y en un lugar muy especial. Fue todo redondo. Estaba escrito. Mis lesiones, mis problemas, mis cosas, para que vuelva a pasar lo mismo que en los Juegos Olímpicos. El mismo gol de la misma manera. Exactamente todo igual. Me pone muy feliz porque se me terminó dando”.
“Haber ganado todo lo que gané no me llenaba. Ganar algo con la Selección Mayor era lo que deseaba con toda mi alma. Mis amigos me decían la Champions League, los Mundiales y las Copas América que jugué. Pero siempre les decía lo mismo a todos. No me alcanzaba. Ganar algo con la Selección era algo que sabía que me podía pasar. Lo busqué, lo intenté de diferentes maneras y sinceramente se me dio”.
Y fue por nunca bajas los brazos. “La vez que salí a hablar me vi afuera de la Selección Argentina porque no estaba siendo citado y me estaba doliendo mucho porque estaba haciendo las cosas bien en mi club. Pero seguí por el mismo camino y demostrando, hasta que me tocó volver e intentar demostrar que podía estar al nivel de los otros chicos”.
“Cuando me doblo el tobillo, que fue un esguince grado dos o tres, fue bastante doloroso. Cuando estaba tirado en el piso, el médico dijo que me tenían que sacar pero yo dije de seguir. Era esa la final y no podía salir del partido, tenía que bancármela como sea”, expresó.
Y toda esta fortaleza, tiene un origen: “Mi vieja apostó mucho por mí. Siempre me apoyó y me bancó al máximo, me brindó todo su apoyo en cada categoría en la que jugaba y soñó con que iba a debutar en la cancha de Central. Desde que era chico ella sabía que yo iba a ser futbolista. Y de grande le pude regalar una casa. Pero eso no le cambió mucho. Ella quería que sea como soy y le podía haber dado un castillo que para ella era lo mismo”.
Finalmente, describió un momento especial de su niñez con su padre, con el cual sorprendió ante el micrófono: “Nosotros vendíamos leña en las bolsas de rejilla. Entonces mi viejo ponía la pelota adentro de la bolsa y la enganchaba en el techo del toldo para que saltara y cabecee de un lado al otro. También, cuando volvía muerto de trabajar, me llevaba a la ruta y me tiraba la pelota para que le dé con la cabeza”. Analizando la situación después de tantos años, cerró: “Lo mío era más por abajo, tengo un solo gol de cabeza en mi carrera”.