Roger Federer, ex tenista número 1 del mundo, dejó una marca imborrable en los graduados de la clase 2024 del Dartmouth College al ofrecer un emotivo discurso en su ceremonia de graduación. En este evento, el deportista recibió el título honorífico de Doctor en Letras Humanas por su destacada labor filantrópica y compartió valiosas lecciones de vida basadas en su experiencia en el tenis.
La ceremonia fue transmitida por streaming en vivo y sus palabras quedaron guardadas en YouTube. “Dejé la escuela a los 16 años para jugar al tenis, así que nunca fui a la universidad. Pero me gradué hace poco y ahora dicen: ‘Roger Federer se retiró’. Esa palabra es horrible. No dirían que se retiran de la Universidad, ¿verdad?”, comenzó su discurso el tenista.
Primera lección: el esfuerzo es la clave
Federer enfatizó que la percepción de su juego “sin esfuerzo” era un mito. “Solía frustrarme cuando decían que apenas sudaba. Tuve que trabajar muy duro para que pareciera fácil”, confesó.
De esta manera, mencionó que pasó años quejándose, insultando y lanzando su raqueta antes de que aprendiera a mantener la calma. En la misma línea mencionó que todo el mundo puede jugar bien las dos primeras horas, pero la prueba viene luego.
“Primero estás en forma, sos rápido, tenés las ideas claras... y después te flaquean las piernas, tu mente empieza a divagar y tu disciplina empieza a desvanecerse. Así que empecé a entrenar más duro. Mucho más”, indicó.
Para continuar con su discurso, colocó énfasis en la confianza y el trabajo que se debe tener: “Ganar sin esfuerzo es el mayor logro, pero yo había estado trabajando duro cuando nadie estaba mirando. No llegué donde llegué sólo por mi talento. Llegué allí tratando de superar a mis oponentes -explicó. Creía en mí mismo. Pero esa creencia hay que ganársela”.
Para ejemplificar sus palabras, recordó el Masters 2003 como el torneo que lo potenció al máximo. “Les gané a jugadores de primera línea a los que admiraba mucho, apuntando directamente a sus puntos fuertes. ¿Por qué? Para amplificar mi juego y ampliar mis opciones”, se respondió.
“Cuando tu juego funciona, ganar es relativamente fácil. Pero hay días en los que te sentís destrozado, te duele la espalda, la rodilla o quizá estás asustado, pero aún así encontrás la manera de ganar. Y esas son las victorias de las que podemos estar más orgullosos”, resumió.
Subrayó que, aunque ganar sin esfuerzo es un logro, detrás de cada victoria hay un arduo trabajo invisible para el público. “La disciplina y la paciencia son talentos. Confiar en uno mismo es un talento. Abrazar el proceso, amar el proceso es un talento”, destacó.
Segunda lección: “Es sólo un punto”
“Podés trabajar más duro de lo que creías posible y aún así perder. El tenis es brutal. Traté de no perder, pero perdí. Y a veces, a lo grande”, comenzó su segundo tema.
El tenista suizo recordó la importancia de no dejarse abatir por las derrotas. Citó su memorable final contra Rafael Nadal en Wimbledon 2008 como ejemplo de resiliencia, ya que se le impidió conquistar seis trofeos consecutivos en la Catedral del tenis.
“Miré al otro lado de la red, vi a un tipo que me había aplastado en sets corridos en Roland Garros y pensé: ‘Tal vez tenga más hambre que yo’. Me tomó hasta el tercer set acordarme que era el cinco veces campeón defensor. Pero fue demasiado tarde y Rafa ganó. Perdí Wimbledon. Perdí el número uno del ranking. Y la gente habló de un cambio de guardia”, sentenció.
El deportista mencionó varias veces las palabras “ganar y perder” durante su discurso. “En el tenis, la perfección es imposible. Cuando perdés uno de cada dos puntos, aprendés a no fijarte en cada golpe. Es apenas un punto”, explicó.
De esta forma, realizó una metáfora comparando con la vida cotidiana: “Los mejores no lo son porque ganan todos los puntos, sino porque han aprendido a lidiar con las derrotas”.
Tercera lección: “La vida es más grande que una cancha de tenis”
Federer habló sobre la importancia de tener una vida plena fuera del tenis. A pesar de su éxito, nunca perdió el apetito por explorar el mundo y ayudar a los demás. “Incluso cuando estaba entre los cinco mejores, para mí era importante tener una vida gratificante, llena de viajes, cultura, amistades y, sobre todo, familia”, aclaró.
Motivado por su madre sudafricana, estableció una fundación para empoderar a los niños a través de la educación. “Hemos ayudado a casi 3 millones de niños a recibir una educación de calidad y hemos contribuido a formar a más de 55.000 profesores”, compartió.
En su cierre, Federer animó a los graduados a dar lo mejor de sí mismos en cualquier desafío que enfrenten, recordándoles que siempre deben ser amables y disfrutar del proceso. “Elijan el partido que elijan, den lo mejor. Vayan por sus tiros. Jueguen libremente. Intenten todo. Y, sobre todo, sean amables con el otro y diviértanse”, concluyó ante una ovación de pie.