Nadie se olvida de aquel 4 de febrero del 2021. La partida inesperada del ídolo Santiago García no solo fue para Godoy Cruz o Nacional la más dolorosa. La muerte del Morro impactó de tal manera que conmocionó no sólo a sus más cercanos sino también a todo el mundo del fútbol, e incluso a quienes no lo conocían tanto.
“El Morro no era nadie para mi”, escrito por Laura López de Futbolíricas, trata de lo poco que supimos de ese moreno delantero de bella sonrisa, carismático que declaró su amor por nuestra provincia y el Tomba. Pero que poco supimos ver de él, más que lo que nos mostró en una cancha.
“Y me pregunto… ¿Quién era el Morro? Porque los superhéroes siempre tienen otra identidad: Batman es Bruce Wayne, Superman es Clark Kent, Spiderman es Peter Parker. Santiago era héroe de esta nueva generación de hinchas de Godoy Cruz, muchos de ellos lo llevarán para siempre tatuado en la piel” reza uno de los fragmento de esta narración literaria.
“Y repito… ¿Quién era el Morro? El silencio es un nudo en mi pecho. No era nadie en mi vida ni yo era nada en la suya. ¡Ni siquiera soy hincha del Tomba!
Y entonces…
¿Por qué lloré desconsoladamente cuando me enteré de su muerte, mientras intentaba escribir la nota que nadie iba a querer leer? ¿Por qué sigo llorando cada vez que alguien lo recuerda o se realiza un homenaje en su nombre? ¿Por qué no puedo dejar de llorar en este mismo momento?”.
Y no podremos dejar de llorar a uno de los futbolistas más emblemáticos que tuvo los últimos años nuestra provincia. El uruguayo, pero mendocino por adopción, dejó su gran huella en nuestros corazones.
“¡Ay, Morro! Cuántas ganas de decirte tantas cosas, ojalá hubiera podido hacerlo, quizás me sentiría menos culpable. Porque yo también siento que te dejé solo.
Porque estabas tan cerca y no eras inalcanzable, eras tan de carne y hueso, tan humano. Siento que debería haberte abrazado, que debería haberte dicho GRACIAS por todo lo que le diste al fútbol, a Godoy Cruz, a Mendoza. A mí.
Creí que el Morro no era nadie para mí. Sin embargo, él también fue mi ídolo: disfruté sus goles, coreé su nombre, critiqué su ausencia, festejé cada vez que volvió y le tapó la boca a todos. Sus éxitos fueron los míos, los de todos los que amamos este deporte que él supo engrandecer.
Perdón, Santiago. Sé que llorar no sirve de nada, sé que no me vas a leer y que ese abrazo tendrá que esperar. Perdón porque el ídolo no me dejó verte a vos, al héroe sin máscara. Al que sufrió hasta el final sin que nadie lo notara”.
“Perdón, Santiago. Ojalá pudiera hacer algo más, ojalá no doliera tanto. Ojalá nunca te olvidemos; para nosotros… PARA MÍ… no fuiste uno más”.
Para leerlo completo: https://www.futboliricas.com/post/el-morro-no-era-nadie-para-m%C3%AD