No fue un atleta olímpico quien corrió, saltó las vallas de publicidad y eludió al personal de seguridad. Fue un niño venezolano de aproximadamente 10 años, que -como muchos- fue ver jugar a Lionel Messi en el estadio Olímpico de la Ciudad Universitaria. Y se dio el gusto, y mucho más: obtuvo el mejor abrazo del mundo.
El pequeño, con la camiseta del PSG y la 30 en la espalda, salió de las gradas, corrió en velocidad, saltó los carteles de publicidad y alcanzó a Leo mientras se saludaba con los rivales de Venezuela tras la victoria de la Selección Argentina por 3-1, en la fecha de Eliminatorias Sudamericanas.
Desde las localidades, el niño fue ovacionado por tal hazaña. Y qué decir de Messi, quien en cuanto lo vio le abrió los brazos.
Después hubo varios hinchas locales que quisieron llegar a Leo pero a la mayoría los frenó la seguridad. Uno fue interceptado a centímetros de Messi y del niño, con cara de preocupación.