La pasó mal, pero se reiventó en el mismo camino y hoy está de fiesta. Es real, el Real Madrid, ese que besó la lona contra el París Saint Germain de Messi y Neymar, contra los millones del Chelsea y como ante otro equipo inglés, el poderoso Manchester City de Guardiola. Pero salió airoso, como siempre, casi por una tradición diría, por mística, por esa cuota de suerte que todo equipo necesita para lograr grandes objetivos. Y así es este Merengue, que hizo pata ancha ante un Liverpool que parecía ponerlo de rodillas y que luego, como en los tres encuentros anteriores, una contra lo puso en ganador y después aguantó como pudo para dar nada menos que su décima cuarta vuelta olímpica en la Champions League. Nadie como el conjunto blanco ganó tanto a nivel clubes, y reitero, lejos está de jugar el fútbol que me gusta, pero algo hay que saber rescatar: su camiseta pesa como pocas, o quizás como ninguna, y a la hora de las grandes gestas, sus jugadores parecen transformarse y dar un plus para salir con una sonrisa. Así de Real es este Madrid. Increíble, para muchos, milagrosos para otros, y para aquellos que nos gustaba más la versión galáctica del equipo, tal vez debamos aprender de que en el juego no siempre ganará el que juega más bonito.
Y en ese último concepto, más que meritorio lo de Ancelotti, un DT criticado a veces por las formas, pero que siempre saca un conejo de la galera y que termina bien parado, como sobrando las situaciones porque al parecer el tipo sabe que terminará ganando. Se lo hizo a Mauricio Pochettino, también a Thomas Tuchel, luego a Josep Guardiola y ayer, nada menos que a Jürgen Klopp. Sus planteos, quizás mezquinos para tanta historia, le dieron resultado en los últimos cuatro partidos, con un catenaccio muy marcado de la escuela italiana, pero al mismo tiempo efectivo en el campo rival. Así, “Carleto” forjó su propia historia y se convirtió en el padre de la criatura, en el deté más ganador de la historia de la Champions League. Guste o no, su Real Madrid continúa siendo letal en las finales, un equipo que parece predestinado a ganarlas antes que jugarlas. Y lo más valorable es que lo hizo con esquemas tácticos que no son del paladar madridista, de los que solían tener versiones anteriores, pero que también da resultados. Así ganó la Liga Española. Y les quitó el sueño a otros poderosos de Europa. Y así llegará al Mundial de Clubes, a la Supercopa de Europa y a cuanto trofeo se le cruce en su camino. Es que al fin y al cabo, a este equipo hay que matarlo antes de enterrarlo. De lo contrario, se levanta y hace añicos cualquier ilusión.
Por último, dos cracks. Benzema y Courtois, uno mejor que el otro. Ayer el que más trabajo tuvo fue el belga, pero el francés ya había hecho lo suyo. El “1″ fue genio y figura. Hizo cumplir aquello de que todo equipo ganador debe tener un gran arquero, y vaya si este no lo es. Después, el resto, también se rebelaron con el carácter que imprimen las fibras del escudo para alzar un trofeo que tenía como claro aspirante al Liverpool, pero que viajó a España. Así es la historia del Real Madrid, sinónimo de Champions, que estuvo en la lona una, dos, tres y hasta aparecía una cuarta vez, pero salió airoso para levantar el título. Para demostrar su romance eterno con la UEFA Champions League.
Boca, el último gran verdugo del Merengue en los 90′
El Real Madrid aumentó su increíble récord de finales sin conocer la derrota en los 90 minutos: ¡La última que perdió fue ante Boca! Muchos seguramente estarán recordando, tras alguna consagración internacional del gigante español, aquella inolvidables gesta que consiguió el Xeneize de la mano de Carlos Bianchi, más precisamente en la final de la Copa Intercontinental 2000. ¿Por qué? La respuesta, por más que le pese a alguno, tiene que ver con que en esa jornada histórica de Japón, el conjunto azul y oro venció 2-1 a los “Galácticos” gracias al doblete de Martín Palermo (Roberto Carlos descontó para los españoles).
El dato habla por sí solo: Boca es el último equipo que derrotó al Merengue en una final internacional en tiempo regular. Además, es uno de los últimos dos equipos que pudo superar al Real Madrid en un encuentro consagratorio. ¿El otro? El Atlético de Madrid de Diego “Cholo” Simeone, en la Supercopa de Europa del 2018, tras derrotarlo en los penales por 4-1.