Enzo Pérez es el corazón de River. Obrero y artista. La rueda de auxilio en mitad de cancha. Desde su llegada, Marcelo Gallardo se encontró con un futbolista polivalente, dispuesto a pisar el área rival con firmeza y, también, a rasparse las rodillas para recuperar una pelota. Por si todo ese cúmulo de virtudes no bastara, también es el mejor pasador de la Copa Libertadores.
Un volante de punta derecha reconvertido a mediocampista central en sus tiempos de Benfica bajo la tutela de Jorge Jesús. Ningún futbolista en el certamen efectúa ni acierta tantos pases como él. Criterio y precisión para que la pelota siempre llegue al pie del compañero. Y eso el Millonario lo disfruta.
Le saca rédito a su nivel porque, con el correr de los minutos y los partidos, Pérez va agigantando su presencia en el núcleo del verde. Su inteligencia táctica le permite ver espacios libres que los rivales a sus espaldas no logran identificar y con su timing logra anticiparse y cortar a tiempo, ganar la posesión y volver a atacar una y otra vez desde su diestra, como pregona el Muñeco.
Los números hablan por sí solos. En lo que va del certamen, el mendocino llegó al 90,6% de efectividad, el más alto entre sus compañeros titulares, habiendo acertado 280 en los tres partidos que disputó. Sin embargo, no solo hablan las estadísticas. Él también lo hace en cancha, y River entiende su idioma a la perfección.