Un empate que esta vez dejó sensaciones encontradas sumó Gimnasia y Esgrima en su visita a Quilmes. El duelo, disputado en el estadio Centenario José Luis Meizner, careció de grandes emociones y los goles brillaron por su ausencia. Sobre el final, el local pudo ganarlo pero chocó con una buena noche del arquero mensana, Tomás Giménez.
Con distintas urgencias y objetivos, el primer tiempo tuvo sus minutos de estudio. El Cervecero sumó un inicio de mucha incertidumbre, sin poder ser protagonista por su condición de local y la obligación de un triunfo que lo reposicionara. Mientras, el Lobo, conciente de su gran momento, con modificaciones inesperadas en su once inicial, mostró otra determinación para jugar ese comienzo en campo local, con su habitual vértigo sobre las bandas.
Por eso no sorprendió el remate de Nacho Morales, cuando el reloj pisaba los 4 minutos, que se fue muy cerca del palo derecho de Gellel.
Gimnasia combinaba correctamente en zona de fuego cuando aparecían Morales y Ciccolini, aunque no tuvo resolución en los metros finales. Sin una referencia de área, no encontró la definición para abrir el marcador.
Ese lapso de mucha prolijidad, con buen recorrido del balón y con los hombres visitantes jugando a espaldas de los dos volantes centrales quilmeños, fue ampliamente favorable a las intenciones del visitante.
El correr de los minutos provocó que el encuentro ingresara en una zona gris, de pura intrascendencia. Fue Quilmes quien se vio beneficiado por la situación, porque equilibró la lucha en el mediocampo y le quitó al Lobo aquellas primeras certezas a la hora de jugar el balón. Aquellos intentos de prolijidad cambiaron por lanzamientos largos sin precisión, buscando segundas jugadas para lastimar.
En lo defensivo, Gimnasia volvió a mostrar su mejor versión, con su última línea respirandole en la nuca de los hombres más adelantados del Cervecero y achicando espacios hacia atrás para no ceder orden.
Quilmes pareció recuperar la memoria cuando apenas habían pasado los 20 minutos de juego. Se hizo más criterioso para atacar, buscando el lado derecho de la defensa mendocina para romper con algunas buenas sociedades que ofrecía el local sobre ese sector. Así, con algo de fortuna tras un mal control de Mariano Pavone, Martín Ortega tomó un potente remate que exigió a Tomás Giménez a volar sobre su izquierda. El local entendía el duelo como una serie de sociedades entre Bonetto y López, sumando a Pavone para el pivoteo. Sin embargo, y pese a un cierto control del juego, pareció que el visitante se había tomado un recreo, porque tras un descanso, volvió a imponer condiciones. ¿Cómo lo hizo? Cambio su intención de toques cortos por lanzamientos más verticales hacia los laterales, sorteando con éxito la presión quilmeña. ¿Qué le faltó? Ante un rival muy previsible, volvió a mostrar poca profundidad en los metros finales del campo. Matías Nouet casi no tuvo participación en el juego y el Lobo careció de un definidor.
Y sobre el cierre de la etapa, Quilmes casi encontró una ventaja que no merecía. Un centro al corazón del área mostró a Pavone y toda su experiencia para un cabezazo que se fue apenas desviado sobre el segundo palo. Hubiera sido demasiado premio.
El complemento volvió a mostrar ese intercambio de roles a lo largo de la etapa. Aunque Quilmes pareció más pretencioso, Gimnasia encontró en Ciccolini el atrevimiento para buscar con remates de media distancia. Y el juego se metió en una vorágine que provocó el famoso “golpe por golpe”. Esa dinámica no se tradujo en situaciones claras de riesgo, aunque si alcanzó para tener a los presentes un poco más entretenidos. Gimnasia siguió padeciendo la ausencia real de un”9″ de área, por lo que Marcogiuseppe mandó a la cancha a GermánRivero para cumplir ese papel. Además, encomendó a Tomás Asprea y Santiago Solari la conducción desde el mediocampo.
El correr de los minutos le fue quitando lucidez a ambos equipos y apenas le quedaron a Quilmes algunos espamos para intentar desequilibrar en el marcador. Mientras, el Lobo se fue aferrando al punto, aunque el gusto amargo del empate quedaba de manifiesto. Asprea le dio control de balón, aunque las pocas ideas en ofensiva chocaron con la solidez defensiva del local.
Fue el tercer empate consecutivo para el conjunto mendocino y la sensación de que algo debe cambiar para provocar una revolución que le permita seguir siendo protagonista.
Minuto a minuto Quilmes - Gimnasia y estadísticas