Independiente Rivadavia empató con Almirante Brown, en un Bautista Gargantini colmado, con un golazo de Sebastián Mayorga y con otro tanto de Sebastián Batallini por cuartos de final de la Primera Nacional. El segundo partido será en Isidro Casanova, el próximo domingo a las 20.
Luego del espectacular recibimiento, Independiente Rivadavia tuvo un comienzo impetuoso, con la intención de proponer. En esos primeros diez minutos, el Azul lució concentrado para presionar en cada rincón de la cancha con una enorme actitud.
Aunque los dirigidos por Fabián Nardozza no se quedaron atrás. Bastó que el experimentado Diego García comenzara a manejar los hilos recostado sobre la izquierda del mediocampo. Así, “La Fragata” generó un par de tiros de esquina que no alcanzaron para lastimar a Aracena, quien fue un espectador más en el primer tiempo.
Sánchez y Palacios (justo ellos, los pibes del club) fueron los abanderados de las ganas y el desequilibrio del equipo de Gabriel Gómez, que sin dominar claramente desde la elaboración del juego, gestó dos o tres situaciones como para irse al descanso en ventaja.
El segundo tiempo empezó con un andar sereno de Independiente, que intentó hacerse fuerte a partir de la posesión segura del balón. La salida siempre prolija de Freytes como primer eslabón de la elaboración no encontró eco en el resto de los volantes. No hubo conexión entre el doble eje y los extremos. Faltó juego por afuera, sólo Sánchez se animó a pasar al ataque por sorpresa, y el equipo de Gómez extrañó el cambio de ritmo de Ambrogio y el poder de fuego del Flaco Quiroga, ayer ausente por lesión.
En beneficio de Asenjo, Imperiale, Rébola y compañía hay que decir que los centros que cayeron al área no fueron precisos.
Con el ingreso de Quiroga por Palacio, el Flaco se ubicó como punta de lanza, Imperiale fue a la derecha, Cardozo del medio a la derecha y Asenjo del medio a la izquierda. Aunque un puñadito de minutos después, Gómez mandó a la cancha a Sebastián Navarro para intentar ganar en la elaboración de juego interno.
A esa altura, el Cheche Sánchez ya era un puntero más, y los apoyos constantes de Freytes generaron el enésimo centro del zurdo al área, Asenjo y Quiroga se chocaron con la intención de definir, el balón rebotó y Mayorga cargó la barra de potencia, se llenó el empeine de pelota y su zurdazo furioso se clavó junto al palo izquierdo del arco de La Fragata.
Sin embargo, la alegría duró poco. Porque cinco minutos después, tras un descuido de la defensa, García desbordó por la izquierda y mandó un centro al área, por donde apareció Batallini para igualar de cabeza. El grito de gol de Vera de cara a la Salvador Iúdica generó un tumulto entre los jugadores de la Lepra y los de Almirante. Pero Falcón Pérez sólo le mostró amarilla al 10 de Almirante.
Acto seguido, Gómez mandó a la cancha a Ambrogio por un extenuado Cardozo. Los cambios mejoraron a Independiente, que se mostró más punzante y decidido a ganar el partido. En una de esas, Ambrogio se juntó con Quiroga y casi hacen estallar el Gargantini. Las transiciones rápidas de Almirante eran una amenaza. De hecho, Guzmán y García tuvieron dos situaciones como para desnivelar.
Los últimos minutos tuvieron un ritmo vertiginoso. Independiente, con el recurso casi exclusivo de salteó líneas para buscar a Quiroga. Almirante complicó con la velocidad del rapidito Guzmán. Entre aplausos de los cuatro costados y el “arriba la Leeee”, los hinchas del Azul despidieron al equipo de Gómez, que el próximo domingo a las 20 irá por otra hazaña. La esperanza es lo último que se pierde, y más con este Independiente de los milagros.