Desde que llegó a Mendoza, el DT Diego Flores no ha parado de sorprender. Godoy Cruz Antonio Tomba lo contrató en reemplazo de Sebastián Méndez y, al principio, todo era incógnita en los hinchas. Es que este cordobés de 40 años no tenía hasta entonces experiencia en dirigir clubes de Primera (NdR: dirigió al Sportivo Belgrano de Almafuerte y a General Paz Juniors, Córdoba).
A la velocidad de la luz -como se viven las cosas en el fútbol argentino-, Flores, profesor de Educación Física, fue demostrando sus capacidades. El aprendizaje que absorbió en todas sus etapas como ayudante del emblemático DT argentino Marcelo Bielsa en clubes europeos, principalmente en Francia (Lille) e Inglaterra. Su última vivencia como ladero del “Loco” fue en el Reino Unido, precisamente en Leeds, club que aún conducen el rosarino.
Pero no es Diego Flores solo un joven entrenador con formación internacional. También habla varios idiomas y eso le permitió ser el traductor de Marcelo Bielsa en el contacto permanente con el plantel y en las conferencias de prensa, ya que el ex adiestrador de la Selección Argentina habla muy poco en inglés y francés.
Esa función de intérprete le valió a Flores un nuevo apodo en Argentina, el de “traductor”. Una movida que nació en las redes sociales y que se metió en el vestuario del Tomba. Ya son los propios jugadores los que cantan “borombombon, borombombon, es el equipo del traductor” cada vez que el Expreso mete un triunfo.
El método Flores, vértigo y juego para el fútbol argentino
El DT Diego Flores llegó en un momento particularmente malo para el Expreso. Hasta hace pocas fechas, el entonces elenco que dirigía Méndez no hallaba el rumbo: su juego era discutido y los resultados no acompañaban. A eso hay que sumarle que Godoy Cruz se encuentra en el fondo de la tabla de promedios del descenso. Si bien actualmente están suspendidas las pérdidas de categoría, volverán en 2022 y lo que se está jugando ahora cuenta y mucho.
Ese contexto obligó a la dirigencia encabezada por José Mansur a meter un cambio. Y fue sorpresivo. Flores aceptó la propuesta y viajó inmediatamente a Mendoza. Desde que arribó se puso a trabajar con intensidad. Primer día: nueve horas de entrenamiento y charlas con todo el plantel. Lograr el “click” en las cabezas de los jugadores era fundamental. Y, al parecer, el objetivo se logró.
Con un método vertiginoso, vertical y con dominio de pelota, Flores se va pareciendo a su maestro Bielsa. Siempre en el marco de un fútbol argentino en el que no pocos equipos juegan a no perder, a especular, a defenderse. El Tomba juega con la pelota al piso (siempre que se puede) e intenta controlar el mediocampo con futbolistas jóvenes, tales los casos de Acevedo, Bullaude y Burgoa.
El DT cordobés “no se casa” con un esquema, sino que lo va adaptando a la medida del rival de turno sin negociar la filosofía de ataque, toda una innovación por estos pagos...
Tres aspectos fundamentales en el armado de Flores: la solidez del arquero paraguayo Juan Espínola, el control de Nelson Acevedo en el círculo central y las pinceladas ofensivas de Martín Ojeda, Bullaude, Ramírez y Lomónaco. No son solo nombres sueltos, son el sello característico de cuatro partidos sin conocer la derrota (tres triunfos y un empate).
Si bien hay cosas por mejorar -sobre todo en la línea defensiva-, el Tomba muestra por estas horas su lado más punzante y atrevido con un promedio de edad en cancha de 23 años, todo un dato. El orden y las transiciones en los últimos 35 metros, claves para el desarrollo deseado.
Atención a los números: en los cuatro encuentros de Flores, el Tomba marcó 12 goles y le hicieron 5 (+7), cifras que a las claras demuestran el espíritu ofensivo de la idea de Flores. Tanto en la Liga Profesional como en Copa Argentina, donde se dio el gusto de eliminar a un grande como Racing Club.
En el fútbol, frecuentemente, las cosas no salen siempre como uno las diagrama. Aunque para la alegría del simpatizante “bodeguero”, si el once elegido imprime y sostiene en cancha esta intensidad va a ser más lo que gane que lo que pierda.