“En México me dieron la oportunidad que en mi país nunca tuve”. Evelina Cabrera no se anda con vueltas. La cofundadora de la Asociación Femenina de Fútbol Argentino, esta chica de 34 años que escribió tres libros, dio una charla que cerró la Asamblea de la ONU, la OEA la nombró “embajadora para la equidad de género en el deporte” y en noviembre fue elegida por la BBC como una de las 100 mujeres más influyentes e inspiradoras del mundo, sigue rompiendo moldes.
Luego de esperar una chance que asegura nunca le llegó en el fútbol argentino, la entrenadora, manager, dirigente y experta en coaching emigró casi de casualidad, para cumplir dos meses de contrato con el Pachuca como mentora del área de Desarrollo Humano y, de repente, se encontró con el interés mexicano de extender el vínculo por un año y no sólo con los equipos femenino.
Le ofrecieron ser Auxiliar de la U20 masculina y así se convirtió en la primera mujer en ocupar un puesto en un cuerpo técnico masculino en el país azteca. Una nueva barrera superada en su vida. “Mi objetivo ya no sólo es personal, sino también global. Lo hago porque estoy abriendo la puerta a otras. Ese es mi beneficio espiritual. Me pone muy feliz ver que formo parte de un cambio, aunque el cambio sea un poco cruel. Muchas cosas fueron un gran esfuerzo y generaron muchas peleas pero valió la pena”, se sincera.
“Todo se dio de manera bastante fortuita. Alguien leyó mi libro (Alta Negra), se lo mostró al Director Deportivo del Pachuca (Marco Garcés) y él, por lo que me dijo, sintió que yo podía ser compatible al club, por mis valores y conocimientos. Así fue, ni más ni menos. Me ofreció venir por dos meses para que las dos partes nos conociéramos, a ver si esto funcionaba. Y ahora, de repente, me ofrecieron que me quedara, con un contrato por un año. Esto no estaba en los planes. Era una relación por dos meses, porque yo no me quería ir del país. Pero, de repente, me pidieron que también aporte lo mío a la U20 masculina y acá estoy, feliz, trabajando y también aprendiendo porque había conceptos que yo desconocía….”, explica Evelina en un alto en la pretemporada del club.
-¿Y cómo tomaste todo esto que te pasó en tan poco tiempo?
-No te puedo decir bien porque aún lo estoy procesando. La verdad es que todo me ha sorprendido. El fútbol es un lugar donde todas las situaciones cambian minuto a minuto y yo, que ya conozco esa dinámica, me voy adaptando a esas circunstancias nuevas, siempre ejecutando, sin detenerme a reflexionar, aunque está claro que es algo importante, valioso...
-¿Y qué te dijeron? ¿Por qué te lo ofrecieron, qué vieron distinto en vos?
-No lo sé. No me dijeron nada y yo tampoco pregunté. Me dijeron “quedate” y dije que sí. Ellos son así, tienen esa forma de ser. No hablan tanto. O, mejor dicho, hablan con sus hechos. Al revés que en la Argentina. Acá valoran mi persona, por mi trabajo, no por una foto o por mi género. Allá me la pasé estudiando, generándome toda sola y acá me abrieron una puerta que esperaba hace mucho. Todo lo que ha pasado ha superado mis expectativas. Hasta ahora me han demostrado su valoración con hechos, han sido oportunos y no me puedo quejar por nada.
-¿Qué te pidieron y qué sentís vos que les podés aportar?
-Quieren que les aportes a las Fuerzas Básicas, como les dicen a las inferiores, mi conocimiento sobre desarrollo cognitivo y emocional de los jugadores. Yo me la pasé estudiando todos estos años, soy entrenadora y preparadora física, pero me siento más cómoda en el coaching. Me gusta trabajar en la mentalidad del jugador, en tener una mirada realista de la actualidad de cada uno, de ver sus límites, el manejo de las emociones, motivarlos, lograr reducir la frustración y, a la vez, aumentar la concentración y el rendimiento. Se trata de poder planificar y establecer los objetivos individuales de cada uno para después poder hacer una proyección integral del equipo.
-¿Y cómo es trabajar con hombres? ¿Cómo es el ida y vuelta? ¿Y si te genera presión o nervios el demostrar que podés estar a la altura en un ambiente que sigue siendo bastante machista?
-Bien. No he sentido nada extraño, todos me tratan con respecto, desde los integrantes del cuerpo técnico hasta los jugadores. Estoy muy agradecida a todos. Por la oportunidad y el trato. En especial con los deportistas, porque parte de esta renovación tiene que ver con su aceptación y el respaldo. Y sobre mí debo decir que yo estoy acostumbrada a trabajar con hombres porque en el femenino también son mayoría. Me gusta, me adapto bien, porque además aprendo. Tal vez la adaptación es más para ellos, porque para los técnicos de acá sí es la primera vez que trabajan con una mujer. Pero todos me respetan, comenzando por Claudio Aguilera, el head coach de la U20.
-¿Y cómo es para vos romper una nueva barrera y llegar a este lugar? ¿Qué sentís que tenés: pasión, conocimientos, determinación?
-El no, en mi vida, siempre fue un motor. El Director de mi colegio, cuando le dije que quería ser entrenadora, me dijo ‘usted, Cabrera, no le puede enseñar a nadie’ y así me pasó siempre. Lo mismo que la discriminación. Pero yo luché siempre por las oportunidades, apoyándome mucho en el estudio.
Está claro que Evelina es mucho más que una especialista en cuestiones futbolísticas. Es una luchadora, con una inspiradora historia de superación. “A los 13, luego de que mis padres se separaran, me fui de mi casa. Estuve viviendo con compañeras de cole e incluso, entre los 15 a los 17, dormí en una plaza en San Fernando. Soy de una familia de clase baja y el irme también era para que mis hermanos tuvieran un plato más de comida”, relata. Por todo lo que relata no sorprende que, cuando se fue haciendo camino al andar, nunca haya dejado de lado la ayuda social, la solidaridad con quienes menos tienen… En 2012 dirigió a una Selección de Homeless (Sin Techo), en 2014 encabezó acciones de polideportivos de las zonas más vulnerables de Tigre y en el 2018 dio fútbol en el penal 47 femenino de San Martín, entras otras acciones benéficas que hablan de su empatía por el otro… Por eso recibió numerosos reconocimientos.
Pero ella siempre va por un paso más y ahora lo hizo sumándose a la Huella Saint Gobain, prestigioso programa solidario que se ha consolidado tras 11 años. La empresa de construcción elige embajadores y embajadoras del deporte, quienes identifican lugares a ayudar a través de la mejora de su infraestructura. “Hace varios años que conocía el trabajo que hacía la Huella SG y me parecía muy interesante. Estuve a punto de sumarme en el 2019 y no se dio. Pero ahora nos volvimos a conectar y lo cerramos. Me gusta porque, además de dar los materiales para mejorar las condiciones de los lugares, la empresa capacita a la gente para que puedan construir sus propios espacios. Dar herramientas y conocimientos es un combo perfecto”, explica.
Cabrera siente interiormente la necesidad de ayudar. “Por mí y porque mi deporte así lo pide. Hay otras actividades deportivas que tienen una base social más alta. Pero el fútbol viene, en muchos casos, del potrero, de la marginalidad… Y si esas chicas y chicos no tienen contexto favorable, una base sólida, con algunos recursos, es imposible llevarla a cabo como corresponde, con alimentación, contención y educación. Por eso me encanta ayudar siempre que puedo”, cuenta. Evelina eligió y avanzó en el proyecto de mejora del Club Padre Mujica que funciona en el Barrio 31 como un centro no sólo para dar de comer a muchas personas sino que asiste y contiene a chicos a través del deporte, como herramienta para su desarrollo social. Allí se practican diferentes disciplinas.
“Elegí este lugar porque lo conozco, siempre colaboro y sé de los esfuerzos que hacen y el compromiso que tienen. No sólo dan de comer sino que hacen una gran labor de contención desde niños hasta gente de la tercera edad. Ahora arrancaron con una liga que trabaja con barrios vulnerables de Capital. Tienen un espacio muy grande que requiere de mucho mantenimiento y ya se donaron los materiales”, explica tras informar sobre los 3.664 kilos de revestimiento de fachada y revoque de paredes internas que ya se dejaron en el lugar. “Que me ayuden a ayudar es lo que siempre busqué, poder armar un equipo y de esta forma, aun estando lejos, como me pasa ahora, poder seguir haciéndolo, a la distancia. Lo agradezco y lo valoro”, cierra desde Pachuca, donde sigue rompiendo barreras para allanar el camino para otras colegas…