Argentina tiene, al menos, un semifinalista en la edición 2022 de la Copa Libertadores de América. Luego de derrotar a Talleres de Córdoba 1 a 0 de visitante el miércoles por la noche, e imponerse 4 a 2 en el global, Vélez Sarsfield clasificó a las semifinales del máximo torneo continental de equipos. Y esta noche podría sumarse Estudiantes de La Plata si vence al Paranaense de Brasil en La Plata.
Teniendo en cuenta que la Copa Libertadores deberá culminar antes del 20 de noviembre -fecha de inicio del Mundial de Qatar 2022-, el partido de ida entre Vélez y el “Fla” se jugará el 30 o 31 de agosto en la cancha del Fortín, mientras que la vuelta se disputará el 6 o 7 de septiembre en el Maracaná de Río de Janeiro (ya que el equipo carioca finalizó la fase de grupos mejor posicionado).
Y aunque todavía faltan 3 semanas para que Vélez y Flamengo vuelvan a verse las caras, el partido ya comenzó a jugarse. Y es que entre ambos equipos hay una “pica” especial, una rivalidad que tuvo su punto de mayor tensión en 1995 y en un partido en el que el resultado se convirtió en una mera anécdota -el equipo brasileño goleó al argentino 3 a 0- ya que todos los flashes y videos se quedaron en el tumulto y la brutal pelea que se desató entre los jugadores de ambos equipos al final de aquel partido. Se trató del enfrentamiento por los octavos de final de la desaparecida Supercopa en su edición de 1995, disputado en Brasil.
Una de las escenas más memorables -y que mayor trascendió- de ese partido es el cruce entre el brasileño Edmundo y el argentino Flavio Zandoná, que incluyó un brutal golpe dado con la muñeca y el antebrazo extendido de Zandoná en el rostro de “O Animal”, como era apodado el crack brasileño.
Luego de ese violento golpe -que comenzó con un cruce y ante una provocación del brasileño- se desató una batalla campal que incluyó hasta patadas voladoras (una de ellas en los pies de Romario, otro crack brasileño) y la intervención de la siempre rigurosa policía brasileño cuando de interceder ante equipos argentinos se trata.
Los pocos segundos transcurridos entre el escupitajo, la provocación con 3 dedos -en alusión a los 3 goles de diferencia- y una cachetadita, todo a cargo de Edmundo a Zandoná, y la desmedida y criminal reacción de “El Chino” -como se apoda al futbolista argentino-se han convertido en un viral y una de las escenas más recurrentes en los especiales sobre peleas en el fútbol.
La previa y el ánimo caldeado del Flamengo - Vélez de 1995
La Supercopa era una competición continental que reunía a todos los campeones de la Copa Libertadores. Tras haber ganado la edición de 1994 dirigido por Carlos Bianchi, Vélez se sumó a este certamen. Y en octavos de final, al Fortín lo esperaba un durísimo rival -desde lo futbolístico-: un Flamengo donde sobresalían, entre otros, Romario (quien venía de consagrarse campeón del mundo en Estados Unidos 1994 con la selección brasileña) y el ya mencionado Edmundo.
En Liniers, la cancha de Vélez, el primer partido terminó con triunfo para el “Fla” por un peleadísimo 3 a 2. Pero en la vuelta, haciendo valer la localía, el “Mengao” aplastó al equipo argentino con un contundente 3 a 0. Los ya nombrados Romario y Edmundo marcaron un gol cada uno, mientras que el gol restante fue obra del defensor argentino Mauricio Pellegrino, en contra.
Exceso de lujos, provocación y batalla campal
Desde lo futbolístico, el Flamengo pasó por encima en todos los aspectos y planos a Vélez. El 3 a 0 era incuestionable, por lo que la actitud de algunos jugadores brasileños cuando se jugaban los minutos finales del partido generó bastante controversia y bronca. Porque, innecesariamente, Edmundo comenzó a “tirar lujos” provocativos que enojaron a los jugadores argentinos.
Flavio “Chino” Zandoná fue uno de los jugadores que más se enroscó y se enojó con los “chiches” de “El Animal”. Luego de una de tantas piruetas con la pelota -y con el 3 a 0 ya consumado-, Zandoná comenzó a discutir con Edmundo.
Fue en ese momento en que Edmundo escupió al pasto, se limpió los labios y con esa misma mano con que se había limpiado la saliva, se acercó al rostro del jugador argentino para hacerle la seña del número 3 con los dedos (en alusión a los 3 goles). Para coronar toda la provocación, el brasileño le dio una cachetada a Zandoná.
Con la bronca de la provocación, más el enojo acumulado por la abultada derrota, Zandoná devolvió -primero- la cachetada. Pero cuando Edmundo se había alejado unos centímetros tomándose la cara, llegó el golpe brutal del “Chino”: con todo el brazo extendido le asestó un fuertísimo golpe en la cara con la muñeca y parte interna del antebrazo.
Eso derivó en el final anticipado del partido. Vélez tenía un tiro libre a favor que generaba cierto peligro y había ido a patearlo el arquero paraguayo José Luis Chilavert. Pero el tumulto y la batahola fue tal -la policía de Río de Janeiro entró solamente para retener y contener a los jugadores argentinos- que el árbitro Ernesto Filippi decidió dar por terminado el partido.
“Está todo bien, lo importante es que nosotros seguimos en la copa y ellos no”, declaró y siguió con las provocaciones en los minutos posteriores al escándalo, Edmundo. Lo hizo ante los periodistas que estaban en el campo de juego esa noche.
