La irrupción de Franco Colapinto no fue producto de la casualidad. Desde muy joven, el pilarense probó su valor en categorías locales donde rápidamente obtuvo logros que le permitieron marcharse a Europa y competir sólidamente en F3 y F2.
Su ascenso a la máxima categoría con Williams fue impresionante. En sus primeras carreras, el argentino dejó claro su potencial: sumó puntos y mostró habilidad para adelantarse, a pesar de contar con uno de los coches menos competitivos de la parrilla.
Sin embargo, la F1 es una disciplina donde la suerte juega un papel crucial. Y en el caso de Colapinto, varios factores externos (problemas mecánicos y accidentes) afectaron su rendimiento. A pesar de esto, Franco posee cualidades que lo convierten en un piloto a tener en cuenta: rapidez, agresividad y astucia, que le valieron comparaciones con Max Verstappen (apodado “Crashstappen” en sus inicios) para nada azarosas.
Como el neerlandés, Colapinto necesita tiempo para pulir su estilo y ganar confianza. El talento para convertirse en una estrella de la F1 lo tiene, solo le falta un asiento la próxima temporada (¿Será Red Bull o será Alpine?). La suerte puede ser caprichosa, pero su destreza al volante y determinación podrían inclinar la balanza a su favor.