Cuando el arquero rival es elegido como figura, la lectura simple marca que el equipo que estuvo del otro lado fue mejor. Y es verdad. Ayer Gimnasia y Esgrima se quedó con un sabor amargo en su paladar. No solamente fue más que Temperley, sino también que algunas decisiones arbitrales lo privaron de algunas jugadas en las cuales pudo haber conseguido el empate. Fue derrota por la mínima, con un Matías Fidel Castro inmenso abajo de los tres palos para que el equipo de Chaucha Bianco sumara de a tres.
El encuentro arrancó con dominio exclusivo del Lobo. Mucha movilidad por las bandas, asociaciones precisas, lo metieron en territorio del local, que de no ser por su arquero, antes de los diez minutos ya hubiese estado en desventaja. Temperley era puro nerviosimo, y en la única que tuvo antes de la media hora, Cucchi pagó con la ley del ex con un cabezazo que Olivera no pudo sacar. A pesar de ello, Gimnasia nunca renunció a salir jugando desde atrás, aunque el equipo visitante evidenció, de a poco, algunos desacoples producto de encontrarse en desventaja. Es que el Lobo no volvió a ser el mismo de los primeros minutos. Nasta deambuló por el frente de ataque y los pelotazos en su búsqueda o bien para Romano, terminaron en toques entre los defensores del Gasolero.
Más allá de eso, en una jugada bien hilvanada por derecha, Nasta buscó a Romano, quien no llegó por poco ante la salida del Castro local. Después el propio “1″ del Celeste se lució ante un remate de larga distancia de Barboza, y sobre el cierre de los 45 iniciales, los mismos protagonistas y el duelo volvió a tener como dueño al arquero de Temperley.
En el segundo tiempo la tónica del encuentro no varió demasiado. Cuando Gimnasia juntaba pases, llegaba con claridad al arco rival, pero a la hora de buscar un remate claro, las ideas se desvanecieron. Por eso, buscando frescura, Sastre modificó los tres de arriba. Y el ingresado Nouet tampoco pudo con Matías Castro, con un derechazo potente que el arquero tapó de manera magistral. De a poco, el Lobo empezó a bajar los brazos, perjudicado también por esas jugadas chiquitas que Barraza cobró para el local. Fue derrota, injusta por donde se la mira, pero acá gana el que hace más goles.