Golpazo. Otro más, el segundo en una semana que pintaba para ser revitalizadora para este Godoy Cruz que se despidió de la Copa Argentina y, por ende, de la ilusión de clasificar a la Copa Libertadores 2023.
Como en la edición pasada, y en el mismo escenario, el Tomba volvió a decepcionar a una marea de hinchas que transitó desde muy temprano por la Ruta 7 para llegar hasta San Luis.
Es cierto que en el balance general de los 90 minutos reglamentarios, el Expreso fue un poco más que Banfield. El tema está en el ánimo. Es imposible disociar del análisis futbolístico el componente emocional.
Si no, ¿cómo se explica la falta de confianza a la hora de patear los penales? Porque nadie en su sano juicio podrá negar que a la enorme figura de Facundo Cambeses, el arquero del Taladro que atajó un total de cuatro disparos desde los 12 pasos, la ayudó bastante la tibieza de los jugadores de Godoy Cruz a la hora de la ejecución.
Ni el hecho de que la dupla técnica volviera a patear el tablero con la puesta en escena de un ataque inédito (Larrosa-Badaloni) alcanzó para dar el golpe de efecto que se buscaba. El 4-4-2 lució un tanto más compensado y equilibrado en la propuesta. El equipo mejoró en la circulación del balón y supo ser más directo que en los últimos partidos.
Sin embargo, otra vez el talón de Aquiles volvió a estar a la espalda de los laterales. Esta vez, Franco Negri fue el protagonista de un error garrafal que costó el prematuro penal de “Ruso”Rodríguez -llegó tarde- sobre el colombiano Mauricio Cuero, una verdadera pesadilla cada vez que el Tomba lo tiene enfrente. La excelsa pegada de zurda Dátolo hizo el resto.
Herido en su orgullo, al Tomba no le quedó otra que salir del letargo. Y la reacción fue rápida. Nestor Breitenbruch hizo una jugada de un extremo de Premier League: cortó una pelota en campo propio, alargó con Castro Ponce y fue a buscar la devolución, pero cuando se metió en el área Quirós lo tocó de atrás. Penal.
Cuando tomó la pelota Ojeda nadie sospechó el desenlace. El zurdo habitualmente la cruza, pero esta vez eligió rematar del medio hacia la derecha y Cambeses adivinó la intención. Para colmo, también tapó el rebote que le quedó a Enzo Larrosa.
El Tomba sintió el impacto del penal desperdiciado y le costó horrores volver a tener un dominio sostenido sobre su rival. De hecho, sobre los 34′ el “Ruso” se exigió al máximo para rechazar al córner un precioso tiro libre de Jesús Dátolo que se metía en el primer palo. El equipo bodeguero estaba groggy.
En el tramo final del primer tiempo Godoy Cruz obligó a Banfield a replegar líneas. Y en uno de esos ataques organizados del equipo de la dupla, se soltaron los laterales. La jugada la inició Breitenbruch por derecha. Tras un rechazo del fondo, Acevedo abrió de cabeza para el ingresado Pereyra y el centro fue tan perfecto como el salto y el cabezazo del uruguayo Larrosa: 1-1 y volver a empezar. A tal punto resultó un bálsamo el empate que en los minutos finales, el Tomba estuvo más cerca del 2-1.
Godoy Cruz tuvo mayor posesión en el segundo tiempo y jugó en campo rival. Banfield era un equipo más directo. La dupla tombina hizo los cambios “lógicos”. Elías Pereyra aportó soluciones, no sólo por la asistencia en el gol, sino porque controló mejor a Cuero, el más rápido del Taladro.
El trámite se hizo de ida y vuelta, y aunque el Tomba llegó más y mejor, el partido podría haber sido para cualquiera de los dos. Los penales, la desidia y Cambeses sentenciaron la eliminación. Otro mazazo a la ilusión.
