Godoy Cruz y un triunfazo ante Independiente que lo mete de nuevo a zona de copas

Tomás Conechny aprovechó dos rebotes de Rodrigo Rey para poner arriba al Tomba y Ayrton Costa acercó al Rojo. Los dirigidos por el “Gato” Oldrá están en puestos de Copa Sudamericana.

Godoy Cruz y un triunfazo ante Independiente que lo mete de nuevo a zona de copas
Godoy Cruz enfrenta a Independiente por la fecha 19 de la Liga Profesional / Orlando Pelichotti.

Este Godoy Cruz envasado en origen lleva el ADN de los grandes ídolos que marcaron una de las épocas más gloriosas de la institución.

Esos (los Oldrá, los Marcucci, los Ibáñez, los Olmedo) que hoy tienen la enorme responsabilidad de conducir los destinos del primer equipo, son los verdaderos hacedores de un sentido de pertenencia que ha llevado a Godoy Cruz a cambiar el chip, de tal modo que no hay un solo jugador del plantel que no se tire a trabar de cabeza hasta el último minuto. Como tampoco hubo un solo jugador que no abrazara a Daniel Oldrá después del primer gol de ayer ante el Rojo.

El Gato, que había pasado horas difíciles desde el sábado al mediodía por el fallecimiento de su padre, pidió estar al lado de sus jugadores. Como un gladiador, le puso el pecho a la situación y el plantel se lo retribuyó haciendo lo que mejor sabe: hacerse fuerte en casa y ganarle a Independiente, un rival que apenas pudo festejar una de las quince veces que visitó el Malvinas Argentinas desde que el Expreso está en Primera.

Este Tomba de Don Gato y su pandilla, que de los últimos diez partidos solamente ha perdido uno (la estadística se completa con 4 victorias y 5 empates) es casi inexpugnable cuando juega en Mendoza ante su gente, que copó el estadio una vez más y armó otra fiesta inolvidable.

En casa, Godoy Cruz no falla. Saca a relucir ese sentido de pertenencia notable que llevan sus conductores en cuerpo, mente y alma. Y va erosionando a sus rivales hasta hacerles sacar del medio.

Es cierto que por actualidad este Independiente no posee los atributos de la grandeza que se le conoce, y que en el primer tiempo fue una sombra del equipo que salió a jugar el complemento. Pero no por eso se le puede quitar méritos a una victoria merecida e incuestionable de Godoy Cruz.

Está claro que los dos primeros tantos del Bodeguero fueron un poco por mérito propio y otro tanto por errores cometidos por el Rojo, que retrocedió lento, sin coordinación por parte de los volantes, tuvo desatenciones inadmisibles de los defensores en la marca y flojas respuestas del arquero Rodrigo Rey, quien arrancó dando varios rebotes y luego se redimió con algunas atajadas importantes para evitar que Independiente se fuera goleado al descanso.

Porque el Tomba mereció más de dos goles en esa primera etapa. El mayor mérito de este cuerpo técnico made in casa fue la lectura previa que hizo del partido: explotar al máximo los puntos débiles de un adversario tan desarmado como indefenso.

El Tomba sabía que al Rojo le ganan fácilmente los duelos individuales en el juego aéreo y que padece sobremanera las jugadas de segunda pelota. Por eso no extrañó con la facilidad con la que Pier Barrios se escapó de la marca de Laso para meter un frentazo de pique al suelo, Rey dejó el rebote, Conechny lo tomó, el ex Tomba rechazó otra vez y, cuando parecía que el balón se iba a un costado, pegó en Cauteruccio y se metió.

Los huecos que dejaba el Rojo eran una invitación. Acto seguido, López Muñoz metió otro pase por la hendija de la puerta, Allende se fue solito y solo y remató con la potencia que lo caracteriza, pero ¡Rey le puso literalmente la cara al disparo!

El partido era de ida y vuelta. Como pudo, el Rojo atacó: Brian Martínez cabeceó alto un centro de Vallejo, Allende definió en la parte exterior de la red, el Ruso le ahogó el empate con su pie derecho a Vallejo y López Muñoz intentó hacer un gol olímpico. Hasta que Allende recibió pegado a la raya, enganchó para la zurda y mandó un centro perfecto para un Salomón que se sambuyó de palomita, Rey dio rebote y Conechny la empujó de cabeza: 2-0 y pudieron ser más.

Cada vez que el Tomba aceleró en ese primer tiempo, lastimó a un rival flojísimo en la faz defensiva.

En el inicio del segundo tiempo el “Ruso” Zielinski sacó a los extremos, soltó a los laterales y puso gente a tocar en el medio. Con esa fórmula, de tocar por dentro y sorprender por afuera, inquietó a Godoy Cruz y le hizo pasar varios momentos de zozobra. Tanto, que el “Gato” y compañía mandaron a la cancha a dos volantes centrales: Núñez y Andrada.

El descuento de Ayrton Costa levantó a un Rojo que parecía transitar una agonía en pleno partido. Pero la reacción no fue suficiente porque chocó una y otra vez con esa muralla humana llamada Diego Rodríguez. El “Ruso” sostuvo al Tomba con una sucesión de atajadas clave e hizo valer la ley del ex.

El alarido tras el pitazo final, en medio de una fiesta de fuego artificiales, hizo explotar de felicidad a esos feligreses, que se ilusionan con volver a “salir de copas” el año que viene.

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