Juan Santos Fracchia, el lugarteniente que supo tener Ernesto Contreras

Ciclismo. El Zorro contó anécdotas sobre la carrera deportiva que compartió con El Cóndor de América durante 15 años. “El Negro fue único, amigable y solidario”, dijo quien es considerado

Juan Santos Fracchia, el lugarteniente que supo tener Ernesto Contreras
Juntos, a la par. Facsímil de Los Andes con Ernesto Contreras y Juan Santos Fracchia como protagonistas.

Juan Santos Fracchia, un histórico ciclista mendocino que tuvo grandes logros, como ser campeón mendocino de medio fondo, cuando en aquellos entonces ese tipo de pruebas se disputaban en el Prado Español del Parque General San Martín. Pero su historia deportiva estuvo muy ligada a Ernesto Contreras, con quien además tuvo una amistad entrañable y junto a él ganaron dos Cruces de los Andes y fue compañero de equipo durante casi 15 años. Sin dudas que el ‘Zorro’ Fracchia fue el lugarteniente del popular ‘Negro’ a quien acompañó por las rutas mendocinas y lo sostuvo en sus grandes triunfos, donde también Fracchia se anotó innumerables victorias.

En su charla con Más Deportes, Fracchia contó algunas anécdotas y habló de quién era Contreras arriba de una bicicleta: “El Negro fue único y lo seguirá siendo. Era un fenómeno. Fuimos compañeros de equipo durante 15 años, corrimos 5 Cruces (ganamos dos), las Vueltas de Mendoza y hasta que se retiró en el último Cruce con 39 años, fue en el autódromo los Barrancos, donde fueron a verlo más de 40 mil personas. Un tipo que no sólo era humilde sino que no tenía ningún tipo de egoísmo con nadie, por eso lo amaba tanto la gente. Era todo un ídolo y hablaba sin egoísmos. Cuando llegaba o terminaba una carrera y se le acercaban los chicos o los adolescentes, él los abrazaba, se sentaba a conversar con ellos. Les ofrecía gaseosas o una botellita de agua. Era un maestro”.

Y recordó: “No tenía egoísmo con nadie y eso que siempre se dice que no hay que avivar ‘giles’, no era lo suyo. Él, fueras o no de su equipo, era muy amable, les decía esto es así se hace así. Un fuera de serie a pesar de su fama. Lo que él tenía y sabía lo compartía con todos, era muy abierto”.

Aquella primera “gran” charla

"Yo corría en las carreras libres y él sabía algo de mí, por mis resultados, porque me había visto en el Prado Español, donde me dijo “pibe, ¿por qué no te federás?. Don Ernesto soy nuevo en esto, le respondía. ‘No, usted tiene que federarse por esto y esto, me contestó y así fue’. Al poquito tiempo corrimos el Cruce para la Asociación Mendocina en el equipo A, me enseñó mucho, pero muy mucho”.

“En carreras siempre hay rivales y todos queremos ganar, pero debajo de la bici todos éramos amigos y el Negro con su clásica sonrisa, en el pelotón, era muy querido, donde siempre hay un poco de discordia, porque salió antes uno o arrancó. Él organizaba; nos escapábamos 5 y veníamos él, yo y los otros 3 eran de otro equipo, por lo que decía: ‘muchachos la fuga está hecha de los 5 hay un ganador acá’ y organizaba como trabajar, para que no nos agarrara el pelotón. No decía vamos a tirar y yo voy a ganar. No, no era así, ganaba el que tenía que ganar. Y llegábamos a la sprint final así era”.

Nunca envuelto en una discusión

En otro momento de la charla, Fracchia contó, a modo de elogio, una anécdota que no muchos deportistas pueden llevar adelante con rivales o jueces: “Con todos los años que corrí, con los equipos que vivimos con él y en el trabajo individual, nunca lo vi discutir con nadie. Al contrario, era amigo de todos. Si en una carrera éramos 100 ciclistas, 99 éramos amigos de él. Y eso que tenía rivales muy fuertes en distintas épocas. Era un corredor completo. En una llegada, un sprint, faltaban 200 metros y se partía el pelotón, por lo que los ciclistas espontáneamente salían a 50 kilómetros por hora, pero llegaban a 40km y el Negro arrancaba a 40 y llegaba de la misma manera”.

Impresionante capacidad pulmonar

El ‘Zorro’ también destacó lo que fue Contreras en las etapas de montaña, donde sobresalía del resto y todo por una gran explicación: “Íbamos en pelotón hasta Canota, pero llegábamos allí y él empezaba su paso, era una señorita para andar. Para que me entienda; uno metía multiplicación y se agarraba del manillar arriba y hacía fuerza con la bicicleta de un lado para otro haciendo fuerza con los hombro. El Negro no, de la cintura para arriba iba soldado al lado de la bici; parecían dos bielas sus piernas como iba para arriba en caminos de tierra. El pasó a 20 kilómetros y llegaba a Paramillo a 20, no es que pasó a 30 y llegó a 20. Regulaba muy bien, por algo ganó dos Cruces de los Andes, después logró dos segundos puestos, un quinto y un séptimo. Su capacidad pulmonar era magnífica. Impresionante”..

Un líder con mayúsculas

“Había reunión de equipo y decía muchachos, acá en los equipos hay uno que hace montaña, otro sprint, otro crono, el otro peón de equipo y se trabajaba en todo eso. Siempre manifestaba ‘el que trabaja, cobra, y el que no trabaja, no cobra’, se refería a ganar en equipo. Llegábamos a cada etapa y nos decía esto salió bien y esto no. Muchachos anotensé en la muñeca estos números; el 1, el 30 y así… ‘esos no hay que dejarlos ir’. Los teníamos escrito en la mano. Se iba el 4 y había que salir a buscarlo porque él estaba primero en la general y había que cuidarlo. Así se trabaja”.

Amigos y compañeros. Fracchia y Contreras, durante una de las Vueltas de Mendoza.
Amigos y compañeros. Fracchia y Contreras, durante una de las Vueltas de Mendoza.

“No siempre era para él”

“No porque yo sea Ernesto Contreras van a trabajar para mí, acá el que está primero, el que tenga más posibilidades, vamos a trabajar todos para ese. Una vez me dijo a mí o Kadiajh 'en el este equipo somos 5 y somos uno y el que tiene más posibilidades es el que tenemos que ayudar. Si usted están primero yo trabajo para usted”.

El primer Cruce de los Andes

“No estuve en esa edición, pero sé la historia. La Doble Uspallata era lo máximo que se había llegado y después había que subir al Cristo Redentor, que era todo tierra, piedra y polvareda hasta llegar allá arriba. En el Cruce nadie conocía y no había más experiencia que la de la ruta. Lamentablemente el Negro pinchó como 6 veces y gano Delmo Delmastro. En la segunda vuelta, que vinieron los ecuatorianos, corría para Cervecería Andes, y Contreras empezó a pinchar y pinchar y a quedarse sin tubos y por las radios empezaron a pedir tubos y la gente empezó a mandarlos. Igual Pirelli se los hizo traer en avión y se los mandaron a Las Cuevas, gracias a eso y sus grandes condiciones, terminó ganando”.

El lado solidario del Cóndor

“Era muy solidario con los chicos que iban a su bicicletería. Le puedo asegurar que para reyes se sentaba con los chicos en la vereda y venían 20 niñitos a buscar sus regalitos. Compartí muchos años de ciclismo con él y no perdimos nunca la amistad. Él trabajaba en la Cervecería Andes y era albañil, y ojo eran las épocas de oro del ciclismo! Y siempre hablábamos de eso de los días que tenía que ir a trabajar a la Cervecería y cumplir horarios; tenía martes y jueves para entrenar al igual que yo . No era como ahora que tienen sus sueldos y entrenan uno dos o tres turnos, para nosotros no era así, había que cumplir con el trabajo. El Negro toda la vida trabajó. Lamentablemente con lo que, con todo lo que ganó, se merecía tener un apoyo de los gobiernos, de esa manera hubiese llegado a un Giro de Italia, una Vuelta de España o un Tour de Francia”.

El hombre de los lentes ahumados

Para cerrar, Fracchia contó otra anécdota de Contreras: “Él era el único que corría con sus lentes ahumados, los mismos con los que se lo ve en las fotos. En esa época era el único que corría con lentes entre 90 o 100 ciclistas. Todos decían que tremendo lentes tenía Contreras. Él era muy divertido en el pelotón, se brindaba en simpatía con todos”.

Un predicador de dar el ejemplo

Fracchia también nos brindó otras anécdotas de la carrera que supo compartir con El Cóndor de América. “Cuando me inicié no corría en el equipo de Contreras y estábamos por correr en el Prado Español, porque no teníamos velódromo. En un campeonato mendocino de medio fondo, cuando ha puesto (la multiplicación) Ernesto 50/15, ponga 48/14 y salí campeón. Por eso el Negro no tenía egoísmo porque si hubiera sido otro. te dice corré con quien quieras, pero él no era así”.

Aquella vez en Bowen

“En una vuelta de la Doble Bowen, en San Rafael, éramos compañeros de equipo y se produce una fuga. Cinco, nosotros dos y tres de otro equipo, y nos ponen un cartel últimos 5 mil metros y y le dije ‘Negro ataquemos, son tres contra dos’ y me contestó ‘no, esperá, no seas salame’. Los miró uno por uno y dijo: sos primero vos, segundo yo, tercero Santander, cuarto Marchan y quinto Rodríguez. Se lo juro por Dios así como lo dijo terminó la carrera. Tenía eso él”.

Único para toda la vida

“En el quinto Cruce de los Andes, el chileno Alejandro Urrutia y Roberto Breppe le sacaron 28′ de ventaja y fue la primera vez que vi cómo al Negro le corrían las lágrimas. Se paraba y mermaban todos. Todos los equipos estaban organizados en su contra, porque perdía la general. Pero empezó a trabajar desde Chacabuco hasta Guardia Vieja y, antes de subir los Caracoles, en 20 kms descontó 20 minutos. ¡Un minuto por kilómetro! y recuperó la general, y el equipo quedó todo atrás. Los caracoles de Chile son durísimos. Se ganó la general, las metas de montañas y la sprint”.

Mesaza. Fracchia, Contreras, el Víctor y el doctor Casares, con motivo de los 80 años del Negro.
Mesaza. Fracchia, Contreras, el Víctor y el doctor Casares, con motivo de los 80 años del Negro.

Un ‘Zorro’ veloz en lo individual

“En 1972 me fui a la Vuelta del Ecuador, en la cual gané dos etapas. De ahí vine y corrí otro Cruce de los Andes que finalmente ganamos y donde fui homenajeado por el Presidente Juan Domingo Perón. Nos hicieron medallas por haber ganado aquella hermosa competencia. Fue algo inolvidable; una satisfacción enorme correr con Contreras. Teníamos un equipo que era fuerte. El Negro me enseñó mucho, como también Alejo Llanos, que fue quien me inició” recordó Fracchia.

“En Mendoza conquisté un campeonato de medio fondo en El Prado Español. Después gané en 90 y 100 minutos individuales; me impuse en una crono individual de 50 kilómetros y muchas carreras más”, dice quien es considerado en el ambiente ciclístico de Mendoza, como el lugarteniente de Contreras o como el héroe desconocido.

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