Desde hace dos años, el futbolista Emanuel Morales fue diagnosticado con ELA (esclerosis lateral amiotrófica) una enfermedad neurodegenerativa que progresivamente va paralizando los músculos y lleva a la muerte. Lamentablemente aún no tiene cura y quienes la padecen sufren un calvario que puede durar hasta 10 años.
Morales es una de las 3 mil personas que sufren ELA en nuestro país y hasta el momento el único futbolista que la padece. Pese a todo no baja los brazos. Se apoya en el amor de su familia y con una fe conmovedora lucha por salir adelante. “Sé que el milagro va a llegar y van a encontrar una cura”, dice confiado en una entrevista con el diario Olé.
Chuky, de 33 años, hoy no puede jugar al fútbol. Sus máximos esfuerzos pasan por tratar de llevar una vida normal. Es por eso que se siente muy dolido con Huracán, club al que pertenece, y denuncia que no le pagan lo que corresponde. Su contrato venció en junio de 2019 y deberían habérselo renovado automáticamente por tener una discapacidad que fue diagnosticada en 2018. Sin embargo, todo es parte de una pelea legal.
“Mi contrato con Huracán venció en 2019, pero tienen la obligación de seguir pagándome el sueldo y no la están cumpliendo. Tuve que mandar telegramas, hubo reuniones, audiencias y llamados pidiéndoles que paguen. Es desgastante”, explicó.
Afortunadamente, como contrapartida de lo que hace el equipo de Parque Patricios, Morales recibe ayuda de Futbolistas Argentinos Agremiados.
La historia del lateral izquierdo, que jugó más de 300 partidos en el fútbol argentino, se conoce unos días después de que otro ex jugador anunciara que padece ELA: el español Juan Carlos Unzué, ex compañero de Diego Maradona en el Sevilla y también ayudante de entrenadores del Barcelona como Josep Guardiola, Luis Enrique y Frank Rijkaard.
“Agradezco haber sido deportista de alto rendimiento que creo que me ha ayudado mucho a la enfermedad. Se te va muriendo el cuerpo lentamente. El estimativo de vida en la enfermedad es de tres a cinco años porque no hay cura, solo tratamientos alternativos que cada uno decide hacer. Trato de estar fuerte de la cabeza y el corazón. Creo que por eso todavía no me he caído”, señala.
Morales nació en General Pico, La Pampa, y de chico se instaló en la pensión de CAI de Comodoro Rivadavia. En el Sur jugó cinco años hasta que pasó a Chacarita, luego fue a Quilmes y de ahí pegó el salto a Huracán.
En el medio tuvo un breve paso por Los Andes, a préstamo, pero debió regresar al Globo, ya que a mediados de 2017 tuvo los primeros síntomas de la enfermedad que, finalmente, le diagnosticaron en marzo de 2018.