Luego de la expectativa generada por un nuevo superclásico sudamericano en las Eliminatorias rumbo al Mundial, las autoridades sanitarias de San Pablo decidieron suspender el encuentro entre Brasil y Argentina a cinco minutos del comienzo.
Un grupo de sanitaristas brasileños entró a la cancha y paró el juego, que solo duró cinco minutos. Tras el escándalo los jugadores regresaron a los vestuarios pero minutos después Messi volvió a la cancha para seguir hablando con los responsables.
Con una pechera de fotógrafo y sin camiseta se detuvo a charlar con Dani Alves. Se metió en el campo de juego y junto con Scaloni, se puso a hablar con Neymar y Tite. “Nos vamos”, se pudo leer en los labios del capitán.
Según informó Olé, Messi se quejó, puntualmente, porque “hace tres días que estábamos acá, nos estaban esperando. Avisaban y listo”. El capitán e ídolo argentino estaba enojado, como Scaloni.
Un escándalo mundial
Un grupo de sanitaristas de San Pablo irrumpió en el campo de juego del Corinthians apenas comenzado el clásico. El motivo fue que, según la normativa del lugar, Emiliano Martínez, Cristian Romero, Gio Lo Celso y Emiliano Buendía debían hacer cuarentena al ingresar a Brasil por haber estado en el Reino Unido días atrás.
Conmebol había autorizado a los dos planteles completos a disputar el partido. Y así fue. El tema es que nadie esperaba la irrupción del departamento de Sanidad de San Pablo.