Hay quienes cumplen sus sueños de chicos y quienes lo hacen de grandes. Y qué importa la edad cuando de superarse, realizarse y perseguir objetivos se trata, ¿no? Llegar a la meta es el fin único y real, más allá de lo que diga el DNI y qué tan grandes sean las piedras (o el hielo) del camino. Así en la vida como en el deporte, esta es una historia digna de ser contada que tiene como epicentro la provincia de Mendoza y, desde allí, su particular recorrido por las aguas abiertas del mundo.
Darío Silva es mendocino, tiene 55 años y será nuestro representante en la Copa Mundial de Natación de Invierno 2023. El impactante evento que se desarrolla en aguas heladas (a menos de 5°) será entre el 22 y el 26 de agosto nada menos que frente al majestuoso Glaciar Perito Moreno, en el Parque Nacional Los Glaciares, Santa Cruz. Habrá alrededor de 250 nadadores de 20 países y el desenlace promete ser inolvidable.
Darío, quien nadará sin traje de neoprene por reglamento, cuenta con una experiencia más que interesante ya que en 2017 se animó a cruzar el Canal de Beagle y en 2018 representó a la Argentina en el Mundial de Estonia, en lo que significó la primera vez de un argentino en el Mundial de invierno en medio de 1500 nadadores de todas partes del planeta. Estuvo en Eslovenia y en 2021 lo hizo en Finlandia. Tan buena ha sido su performance que muy cerca quedó de hacer podio en cada uno de los Mundiales en los que participó. La de 2023 será su tercera experiencia mundialista.
“Empecé a nadar hace 15 años y todo se dio por una cuestión de salud. Precisamente por una rehabilitación de una doble rotura del tendón de aquiles que sufrí jugando al pádel y al fútbol. Además, problemas en el hígado me alejaron de los deportes de impacto. Entonces me metí al agua, siempre con la cabeza puesta en la recuperación. Un día me prendí a una “nadada” en el dique Potrerillos y me enamoré. Ahora practico toda la semana, muchas horas”, contó Silva a Los Andes.
El 20 de agosto, el mendocino hará escala en Puerto Madryn para ser parte de una competencia previa al gran desafío en el Glaciar Perito Moreno, la fecha NAF. Allí, será parte de la prueba de 2000 metros y lo hará “en cuero”, es decir, sin neoprene. Impactante.
Está claro que nadar en aguas heladas supone un riesgo físico permanente, por lo que son claves los chequeos médicos anuales y una adecuada puesta a punto. “A lo largo de estos 15 años me tocó compartir competencia con nadadores que sufrieron hipotermia, aunque afortunadamente yo no he pasado por esa situación”, recordó.
Como es costumbre para los deportistas que desde las provincias se suman a desafíos en las diferentes disciplinas, todo es a pulmón. Y que valga el juego de palabras en este caso.
Su vida laboral le permite el financiamiento deportivo. Al respecto, Darío le contó a Los Andes: “Me dedico a la construcción en seco junto con mi familia. Trabajo para poder ir a nadar a lugares increíbles. Para conocer aguas fantásticas. Es cierto que voy en desventaja en relación a nadadores de otros países porque acá lo más frío que tenemos es el dique Potrerillos, aunque tengo claro que el objetivo principal es llegar a la meta”, aseguró el nadador de Luján de Cuyo.
Sobre la Copa Mundial de Natación de Invierno 2023
El Mundial comenzará el 22 de agosto con charlas sobre la seguridad del evento y el Parque Nacional Los Glaciares. La competencia verá la luz el 23 de agosto con el desafío de los 100 metros, con y sin neoprene, al que se sumará el desafío de los 25 metros. Luego, el día 24 de agosto, habrá otras categorías: los 50, 100 y 500 metros siempre atentos a las condiciones climáticas. La premiación será el 26 de agosto con una cena clausura en El Calafate”, detallaron desde la organización.
La competencia tendrá como escenario una pileta flotante que servirá para que los nadadores desplieguen su talento en las siguientes categorías: 25 metros, 50, 100, 200 (libre); 25, 50, 100 y 200 (pecho); 25, 50 (mariposa). Además, 500 metros y 1000 en aguas abiertas del Lago Argentino.
Vale destacar que el estilo “espalda” no se permite por una cuestión de seguridad de los participantes. La explicación radica en la peligrosidad del contacto permanente entre la cabeza del deportista y las aguas heladas.