Mike Tyson volvió a dar la nota con una polémica declaración en la que agradeció que su madre haya muerto cuando él tenía solo 16 años. El ex boxeador se confesó en el podcast Club Shay Shay, en el cual recordó parte de su infancia y su vinculación con el delito desde que era pequeño.”Una de las mejores cosas que me pasó es que falleciera mi madre porque recuerdo que ella me cuidaba como un bebé. Nunca hubiera entrado a las peleas callejeras y de ninguna manera hubiera aprendido a defenderme”, explicó el nacido en Brooklyn, Nueva York.
Por otro lado, el excampeón mundial de los pesados confesó que nunca vio a su mamá feliz por sus logros: “Nunca vi a mi madre feliz conmigo y orgullosa de mí por hacer algo. Ella solo me conocía como un niño salvaje que corría por las calles y volvía a casa con ropa nueva que ella sabía que no pagué. Nunca tuve la oportunidad de hablar con ella o saber de ella”, continuó.
Cuando tenía apenas 16 años, en el año 1982, Tyson perdió a su madre, Lorna Smith, que murió de cáncer. A partir de ese momento, la custodia del joven Mike quedó en manos de su entrenador, Cus D’Amato, que más tarde lo llevaría a alcanzar la gloria.
La dura infancia de Tyson
Nació en los barrios bajos de Nueva York y desde joven aprendió que la fuerza y los golpes eran la manera más sencilla de hacerse respetar y ganar dinero en las calles. De chico se metió en muchos problemas y hasta llegó a pasar un tiempo en la correccional.
Tenía tanta fuerza que un guardia le dijo que debía practicar boxeo en el gimnasio de Cus D’Amato. Allí fue donde el famoso entrenador prácticamente lo adoptó: vio su potencial y se lo llevó a vivir a su casa junto a su esposa, Camille.
González contó que Tyson “había sido construido para robar, ser golpeado y vivir en las peores condiciones humanas”. Gracias a D’Amato conoció el amor y el esfuerzo. Es por eso que la muerte de Cus D’Amato lo golpeó tanto. Su ex chofer reveló que Mike lloraba antes de la pelea y tenía ataques de ansiedad.