La anécdota la pinta de cuerpo entero y entrega detalles para ir conociendo a la protagonista de esta historia. A su primer torneo de tenis, en su San Martín natal, llegó vestida con un “short viejo y una remera de algodón”. El resto de las competidoras estaban “vestidas con falda e impecables”, por lo que su mamá le dijo que iba a ir a comprarle ropa adecuada. La respuesta sorprendió a más de uno: “mamá, he venido a jugar no a lucir modelo”. Fue el principio de una carrera que siempre atrajo las luces por el talento de Ana Álvarez Storni, quien a sus 18 años ultima detalles para partir con rumbo a Estados Unidos, donde continuará su carrera deportiva y sus estudios universitarios.
Al hacer girar el mapamundi, el dedo lo detiene en el pueblo de Emmitsburg, en el estado de Maryland, en el país del norte, donde la Mount St. Mary’s University la espera para cursar sus estudios y continuar jugando al tenis, tal como lo establece la beca que recibió a través de su entrenador, Javier Viccia.
“Empecé a jugar al tenis cuando tenía 10 años. Mi mamá me llevó por primera vez. Antes practiqué hockey sobre césped, natación y básquet”, cuenta Anita desde Buenos Aires, donde última los papeles en la embajada norteamericana.
El viaje está previsto para el próximo 14 de agosto. Ese día iniciará una aventura que la ilusiona mucho. “Ha sido una odisea, pero es su sueño; ha trabajado mucho y hay mucho sacrificio. Por mis miedos no puedo limitarla”, confiesa Julieta, su mamá y su principal fan.
La odisea a la que se refieren las dos mujeres de la familia Álvarez Storni (también están su papá Patricio y sus hermanos Patricio y Julián) involucra el frenético ritmo de entrenamientos y estudios para rendir exámenes de inglés. Su talento le permitirá jugar en División 1, la de mejor nivel tenístico y académico en esa universidad norteamericana.
“Con la beca tengo que jugar al tenis y estudiar negocios, que es lo que me gusta. Tiene que haber un balance de ambas cosas para que yo pueda seguir”, explica. Y amplía: “Siempre quise ser profesional y por eso no había tenido en cuenta esta beca. Sin embargo, con el correr de los años, viendo las dificultades de acceder al circuito, entendí que la mejor opción es esta”.
La vida de Ana estuvo regada de tenis desde el primer momento en que agarró una raqueta. “Jugaba dos o tres torneos por mes y estaba fuera de casa igual cantidad de semanas. Entrenaba seis o siete horas por día; mi vida era solo tenis”, dice y ríe.
-¿Cuándo dejó de ser un simple deporte para ser “algo más”?
-Cuando tenía 13 años; ¡quería entrar en el circuito profesional! Hice los primeros años de secundaria por internet. Recién los últimos dos los terminé cursando, cuando ya veía lejos el sueño de ser profesional.
A la hora de elegir una tenista con la cual se identifica, no duda: Karolína Plíšková, quien llegó al tope del ranking de la WTA en el año 2017, sosteniendo esa posición por 9 semanas. “Pero mi ídolo es Roger Federer. El mejor, lejos”, aclara sin dar tiempo a la pregunta.
Su carrera tenística, de competencia oficial, inició hace seis años. En ese tiempo, sumó una gran cantidad de trofeos y títulos. Sin embargo, cuando se le pregunta la cantidad exacta, no conoce la respuesta. Ella solo sabe de seguir y seguir. Lo mejor siempre está por venir.
-¿Por qué elegiste el tenis?
-Porque siempre me ha gustado más lo individual, depender solo de mí. Que si gano sea solo por mis méritos y si pierdo sea solo por mi culpa. En los deportes por equipo no iba muy bien. Cuando llegué al tenis me terminó gustando y me enganché para siempre.